—¡Señorita Higareda, dese prisa! Tiene que irse —gritó Otoño.

Ella misma se estaba enfrentando a los cuatro.

Los ojos de Hada se llenaron de reticencia, pero al final mordió el anzuelo y echó a correr en dirección a Jaime. Sin embargo, uno de los hombres de negro se dio cuenta de que Hada corría y de inmediato se abalanzó sobre ella.

Otoño intentó retenerlo, pero sus compañeros se lo impidieron. A pesar de sus esfuerzos, no pudo librarse de su acoso.

De un salto, aquel hombre solitario consiguió alcanzar a Hada y le asestó un golpe en la espalda.

En respuesta, ella se apresuró a girar para contrarrestar su golpe con la palma de la mano.

¡Bum!

Como Hada ya había sido herida antes por ellos, la fuerza de su ataque fue suficiente para lanzarla por los aires antes de aterrizar a los pies de Jaime.

—¿Se encuentra bien, señorita?

Jaime ayudó a Hada a levantarse.

Cuando Hada se dio cuenta de que era Jaime, permaneció aún en guardia, poniendo cierta distancia entre ellos. Parecía que aún no creía que Jaime tuviera buenas intenciones.

El hombre de negro se acercó a Hada, pero Jaime se interpuso en su camino, bloqueándolo.

—Mira, mocoso. Esto no te concierne. Lárgate de una vez —dijo el hombre enfadado.

¿Por qué atacan a esta

he dicho antes. Esto

alargó la mano para agarrar a

una luz dorada irradió del cuerpo de

había desatado su Poder de los Dragones con toda su

verse dragones dorados

Verdadera del

estaba aturdido, pero siguió

¡Bum!

un destello de luz dorada, y Jaime pudo sentir cómo una enorme

se estrelló contra una pared

boca y Jaime escupió

mirar al hombre con incredulidad mientras arrastraba poco a poco su cuerpo

las artes marciales, ¡pero ni siquiera puedo enfrentarme a estos tipos! ¿Qué tan poderosos son estos hombres? ¿Qué

habían aparecido tantas élites de la

eres? ¿Por qué te inmiscuyes en nuestros asuntos? —preguntó con frialdad

mujer. En realidad, no tengo ni idea de lo que está pasando entre ustedes —respondió Jaime mientras se limpiaba la sangre

aléjate de una p*ta vez! No

el hombre de negro ignoró a Jaime y volvió a extender la

de

—¡Puño de Luz Sagrada!

se lanzó contra el hombre de negro. Aunque sabía que no

—¿Puño de Luz Sagrada?

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