Mirando a Jaime, Ono se dio cuenta por fin de que era tan débil como una hormiga indefensa en comparación con su enemigo.

—¿Dónde está la chica que capturaron? —volvió a preguntar Jaime.

—¡Sígueme si te atreves, tarado! —Una mirada gélida pasó por los ojos de Ono mientras apretaba los dientes, como si estuviera planeando hacer algo.

Siguiendo a Ono, Jaime se adentró en la cueva. Al mismo tiempo, un aura sangrienta y aterradora se hacía más densa.

Poco después, se dio cuenta de que las paredes de yeso se estaban humedeciendo y el suelo también.

Cuando Ono llegó frente a una puerta de piedra, detuvo sus pasos y se quedó mirándola como si estuviera dudando sobre algo.

Al sentir que Jaime se acercaba por detrás, se armó de valor y empujó la puerta antes de entrar en la habitación.

Sin vacilar, Jaime lo siguió.

Pronto vio una sala muy espaciosa en el interior.

la sala había un altar redondo. Una araña gigante, que no dejaba de escupir hilos de seda estaba sentada en el centro del altar, atrapada en una jaula hecha de

de la sala había objetos

sus enemigos guardaran una bestia demoníaca en

Marqués de Artes Marciales o incluso un Gran Marqués de Artes Marciales. Sin embargo,

hasta aquí, mocoso. No hay duda de

Jaime se burló:

equivoco, esta bestia araña no obedece tus órdenes. Si la

el ceño. Estaba claro que Jaime había acertado

conmigo! —Ono puso la mano en un punto de la pared

la araña gigante con un deseo ardiente, la Espada Matadragones se mostró

a esta bestia demoníaca, ¡igual voy a matar a esta cosa! ¡Los núcleos

de hacerme perder el tiempo! Te reto a que sueltes a la bestia

verdad que lo haré! —El

levantó la Espada Matadragones y la lanzó en dirección

hacia

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