—Si me permite, señor, ¿cómo llegó a su poder esta espada? —preguntó Jaime.

En respuesta, el mercader miró hacia el lejano pico nevado.

—Estaba recogiendo loto de las nieves hace unos años cuando encontré esta espada. Empezó excepcionalmente afilada, pero se embotó y se oxidó porque no supe mantenerla. No la vendería por cinco millones si no estuviera en estas condiciones. ¿La quieres o no? Quiero cerrar e irme a casa.

—La quiero —Sin decir una palabra más, Jaime transfirió cinco millones al extasiado mercader, atónito de incredulidad por haber vendido la espada por cinco millones.

Jaime no podía apartar las manos de la espada. Al menos, estaba seguro de que la Secta Engard estaba cerca y de que era muy probable que se tratara de las antiguas ruinas.

—No puedo creer que hayas gastado cinco millones en una espada vieja y oxidada. ¿Has encontrado oro?

La voz de una mujer sonó detrás de Jaime, que se quedó helado al oírla, aunque en ese momento no podía identificarla.

Entonces, recordó tras darse la vuelta y ver con claridad el rostro de la muchacha.

—¡Qué extraño verla por aquí, princesa Ana! —exclamó Jaime.

¿Por qué no iba a estar aquí de vacaciones? A mí, en cambio, me sorprende verte aquí. Incluso había pensado que me había equivocado —respondió Ana, igual de

sola mirada de Jaime. No

distancia en comparación con Jaime,

de Teodoro. Andrés era entonces sólo un Gran Maestro de Artes Marciales. Jaime

progresado mucho, Andrés —le dijo Jaime a

también lo está haciendo bien, señor

la fuerza de Jaime, sino que lo dijo por

lo había sometido durante la competición

explosivo de los senerianos, habría sido imposible

vacaciones,

así —Jaime no supo

mostraré los alrededores y te tendré como invitado en mi casa. Hay un corto vuelo

nada con la generosidad de

se rio de

traído a tus dos novias? ¿Ya te

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