El despertar del Dragón

Viendo que los de la Secta Flamígera habían huido, Jaime y los demás ya no tenían que ocultar sus verdaderas capacidades.

—¡Hmph! La Secta Flamígera es una completa basura. Cuando haya curado a mi padre, me aseguraré de que todo el mundo sepa que esa bola de inútiles es una secta —gruñó Ana con rabia.

—Vamos. No te enfades más. Centrémonos primero en matar a este demonio tigre —dijo Jaime con tono persuasivo.

Entendiendo bien su situación, Forero le dijo a Jaime:

—Tú eres el único que puede matarlo. Si alguien más lo intenta, me temo que se verá envuelto en una pelea con él durante algún tiempo. Puede que incluso acaben heridos.

Jaime asintió y dio un paso adelante.

—De acuerdo. Lo haré.

Con un movimiento de su mano derecha, la Espada Matadragones se materializó al instante en su mano, al tiempo que la hacía aparecer. Su cuerpo también comenzó a emitir deslumbrantes rayos de luz.

«Puede que confíe en acabar con el demonio tigre, pero no me descuidaré. Después de todo, es una bestia demoníaca con el nivel de cultivo de un Gran Marqués de las Artes Marciales. Aunque no vive en la naturaleza y es menos feroz que un demonio salvaje, debo estar alerta».

Continuó imbuyendo la Espada Matadragones con el Poder de los Dragones en su interior. Cuando apuntó la espada hacia el cielo, brilló con un resplandor verde.

Una enorme sombra de espada apareció detrás de Jaime, elevándose sobre todo como una montaña.

un fuerte

lugar dentro de la montaña

extendió por el rostro de Jaime cuando percibió

tigre, una pizca de miedo afloró en su feroz mirada cuando

a paso, empezó a retroceder,

se burló al ver al demonio tigre

una bestia criada por humanos, es

como así. Después de todo, el núcleo de bestia dentro de su cuerpo es el mejor recurso de

se estaba preparando para atacar cuando el demonio tigre se dio la vuelta y salió corriendo

un par de poderosos saltos, desapareció de

hacer a continuación.

creer que ese maldito bruto haya huido de

enemigo que encontraran, sólo atacaban y rara vez huían con el rabo entre

y huir al percibir el peligro, lo que indicaba que había accedido a un

en que fue criado. Por eso, es natural que escape cuando se

—repitió Forero, atónito—. Si algún día pudiera criar una bestia tan

de envidia en la

que sería tener una bestia demoníaca del nivel de un gran marqués de artes marciales. ¡También podría