El despertar del Dragón

Román había recobrado el sentido de repente, y pronunció asombrado:

—¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Ana? ¿Homero? ¿Por qué están ustedes aquí?

—¡Padre!

Ana se arrojó a sus brazos y empezó a llorar.

Mientras Román la consolaba, le preguntó:

—Ana, ¿qué pasó? ¿Qué pasa?

—¡Padre, llevas días inconsciente, y Homero incluso contrató a un brujo para que te controlara mentalmente! —gritó Ana.

A Homero se le fueron los colores de la cara al ver que su padre estaba despierto.

—Homero, ¿qué está pasando aquí? —preguntó Román, mirando a Homero.

—¡Padre, no escuches sus tonterías! Estás enfermo y sólo llamé a alguien para que te trate de tu enfermedad —respondió Homero.

—¡Ya basta! No digas más. Ya que estoy despierto, yo mismo me ocuparé de esto —dijo Román con frialdad mientras agitaba la mano.

Ana con ojos cariñosos antes de peinarle un poco el cabello

ver lo mucho que su padre adoraba a su

una mirada asesina. Sabía que lo que había hecho saldría a la luz si Román

mente, Homero entrecerró los ojos y lanzó una mirada al hechicero. El hechicero sabía lo que quería decir

seguro de que gran parte de mi trabajo se ha descuidado. Tendré

trabajo a pesar de que acababa de despertarse, pero justo cuando se dirigía a la salida, se dio cuenta de que el hechicero estaba

expresión de Román se

qué bloqueas la

padre quiere salir. ¿Por qué te interpones en su camino? —preguntó Ana

hechicero no se movió de

hacia Homero y le

—¿Qué pasa, Homero?

caminar hacia Román con una sonrisa

hecho viejo. Sinceramente, creo que deberías dejarme a mí las preocupaciones de

escuchar aquello, y la ira empezó a arder con fuerza en

intentas decir, Homero? ¿Intentas

me gustaría ser duque —confesó

Ana jadeó y dijo:

Papá sigue vivo. ¿Cómo puedes decir que quieres

emitía