—¡Tan solo traje a mis hombres para que se unieran a la diversión! —dijo Vladimir con una leve sonrisa.

—Vladimir, acabas de decir que José no está tocando su propia trompeta. ¿Podría ser que los Danaher en realidad estuvieran despreciando una hierba de diez mil años? —preguntó Jaime.

Vladimir asintió.

—Así es. Por lo que sé, su familia es la que menos carece de recursos. Supuestamente poseen una parcela de tierra sin raíces capaz de producir muchas hierbas medicinales raras, ¡así que son los que más recursos tienen!

—¿Qué es exactamente una tierra sin raíces? —preguntó Jaime.

En lugar de aclarar su confusión, Vladimir sonrió con torpeza.

—Yo tampoco lo sé. Solo he escuchado hablar de ello.

Al ver que Vladimir tampoco tenía ni idea, Jaime no insistió y le preguntó:

—Vladimir, ¿cómo supiste de la aparición de esta hierba de diez mil años? ¿Trajiste aquí a tus hombres para quedarte con ella?

pregunta,

planta de una hierba de diez mil años no merece que yo recorra una larga distancia con un grupo de personas a cuestas. En realidad, tenemos otros asuntos que

asuntos? ¿Qué son exactamente? —Preguntó

—Eh…

Vladimir parecía preocupado.

Jaime se

si eso te pone en un aprieto, Vladimir. Mientras no estés aquí para competir por la

hierba, no

tu amabilidad, Vladimir. Por ahora no la necesito, pero te avisaré si

de Vladimir. A pesar de que Bruno, el jefe de El Adamantino, le dijo que siempre que necesitara algo, la familia Garay se lo proporcionaría cuando fuera a la finca de la familia Gabaldón,

señor Casas,

Vladimir se acercó y saludó

prominentes que se habían dado a conocer en los últimos días en el mundo de las artes marciales, por no mencionar que cada uno de ellos iba

escabulleron en silencio. Aunque la hierba milagrosa era tentadora, la condición previa era que tenían que

sirve desear esa hierba de diez

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