El despertar del Dragón

Mientras tanto, Forero lanzaba amuleto tras amuleto al cielo.

Crush...

El estruendo de los truenos se intensificó, y el suelo tembló junto con las potentes ondas sonoras.

—¡Jaime, no olvides lo que he hecho por ti cuando consigas la hierba de los diez mil años!

Para entonces, el sudor corría por la frente de Forero. La magia que estaba realizando le exigía mucha energía.

Al sentir la vibración del suelo, todos aumentaron su velocidad.

Cuando Forero vio que la multitud se acercaba, lanzó un hechizo al suelo, haciendo que la tierra se resquebrajara en todas direcciones. Parecía como si algo estuviera a punto de brotar de debajo.

—¡Está surgiendo la hierba de los diez mil años! —Marcelo, que fue el primero en llegar al lugar, no pudo evitar exclamar emocionado.

La multitud lo siguió de cerca.

Al ver cómo el suelo subía y bajaba, sus corazones saltaron a sus gargantas e inconscientemente apretaron con fuerza sus armas.

¡Bum!

una luz brillante se elevó hacia el cielo, dispersando las oscuras

saltó eufórico y

Parecía que estaban dispuestos a renunciar a sus vidas por la hierba

demostraba que se habían propuesto

—Se apresuró a gritar Marcelo

acción e impidieron que aquella

un aura aterradora. Empujando las palmas de las manos hacia delante, generó una fuerza

destreza marcial de un Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel no era algo con lo

de las manos y los pies del anciano era tan poderoso como un tigre feroz corriendo montaña abajo. Los demás ni siquiera tenían la oportunidad de acercarse a la

se atrevían a avanzar, y mucho menos a considerar la

el centro, proporcionándole protección. En ese momento, Marcelo saltó en el aire y extendió la mano hacia la luz,

empezó a

la tengo! ¡La

de envidia y codicia brilló en los ojos de todos al contemplar el ginseng en la mano de

lugar, mantuvo la mirada fija en José. Mientras éste

grupo no pudo contener su deseo por la hierba y

—Te lo estás buscando…

anciano agitó la mano

¡Pum!

la mano, el hombre que había