En ese momento, Jaime y su grupo destacaban como un par de arroces quemados porque eran los únicos que no estaban arrodillados.

Cuando Hiroichi se volvió hacia el torpe grupo de gente y vio a Romario, su expresión cambió al instante.

«¿Por qué está Romario aquí? ¿Mieko fracasó en su misión?».

A pesar de notarlos, no hizo nada porque tenía que asegurarse de que el ritual concluyera sin problemas.

Estaría cometiendo un gran pecado si cuestionaba o causaba un alboroto con Romario.

—¿Qué clase de jod*da deidad es esta? —maldijo Forero al ver la escultura.

Eso provocó que muchos adoradores se encararan con él.

De inmediato, Romario explicó:

—Señor Forero, esa es la estatua de Toyotomi Hideyoshi, el Dios de las Artes Marciales de hace unos cientos de años. Es la deidad a la que rinde culto el Santuario de las Mil Grullas.

—¡Mi*rda! ¿De verdad? ¿Sólo hace unos cientos de años? No merece ser llamado deidad —se mofó Forero.

con claridad. De inmediato, los

los ojos, que

que están causando una

importaba la atención porque, de todos modos, su grupo estaba allí

torpeza, Romario

tan impresionante en comparación con la cultura de Cananea que abarcó miles de años, pero... —«¡Si el Señor Forero pronuncia una sola palabra

podía contenerse más. Aun así, reprimió su ira. No tenía elección porque el ritual era demasiado crucial para

una voz perteneciente a un antiguo

—Tráelos dentro.

levantó y se

tu gente contigo y

volvió hacia Jaime en busca de su

por un momento. Miles de fieles

se suponía que los no devotos no

habían sido adoradores durante más de una década para

el santuario, Hiroichi desató su

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