Hay algo que no encaja

Cuando Jaime llegó al final de la cueva, se dio cuenta de que todo el lugar era enorme, casi como un salón principal. Dentro había muchas esculturas de aspecto antiguo y cubiertas de polvo.

Observando su entorno, Jaime no notó nada peculiar. Aparte de esas esculturas, parecía haber tallas en las paredes de piedra que rodeaban la cueva, salvo que no se veían con claridad.

Abatido, Jaime retrocedió. Al principio pensó que aquel lugar, si no era una salida, lo más probable es que fuera una antigua ruina o algo parecido. Después de todo, era lo que había indicado el Tomo sin palabras.

Sin embargo, ahora no había nada. No cabía duda de por qué Jaime se sentiría abrumado por la decepción.

Cuando Jaime regresó a la entrada, se encontró con que Josefina y el resto también habían entrado.

—¿No les pedí a las tres que esperaran afuera? ¿Por qué están aquí? ¿Y si corren peligro? —Jaime reprendió a los tres.

—Precisamente porque nos preocupa que corras peligro hemos entrado... —explicó Josefina.

La respuesta de Josefina dejó a Jaime sin palabras.

—Jaime, ¿encontraste algo valioso adentro? —inquirió René mientras contemplaba la cueva completamente negra.

—Nada. No hay nada más que algunas esculturas inútiles —Jaime negó con la cabeza, decepcionado.

—Entremos a echar un vistazo... —A Magnolia le picó la curiosidad.

ahí que merezca la pena mirar? —Jaime no estaba

un vistazo! Jaime, entremos otra vez, ¿sí? —René agarró

Jaime sólo pudo asentir

—De acuerdo…

de cuatro avanzó de nuevo hacia

Sin Límites? Qué nombre más feo... —comentó René mientras echaba un vistazo al

también dirigió su mirada hacia el techo de la cueva, pero en

cambio de expresión en el rostro

frente, usando el

a poco iba sintiendo más calor. Gotas de sudor resbalaban por su frente

René. Por el contrario, todo su cuerpo temblaba un poco como si se estuviera congelando dentro de la

con fuerza mientras su

que iba en cabeza, parecía no darse cuenta de que algo no iba bien con las tres damas

al final de la cueva, hizo un gesto despectivo con la mano

hay nada más que estas esculturas rotas, ¿verdad? No he mentido, pero todas se empeñan en entrar

cuando de repente se

—Jaime se precipitó

de repente siento mucho calor. ¿Por qué hace tanto calor

secándose el

mano y tocó suavemente la frente

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