El despertar del Dragón

Incapaz de recordar

—¿En serio? Vaya... Debió de ser increíble, ¿eh? ¡Qué suerte tienes, Magnolia! Ahora entiendo por qué tienes la ropa desordenada. Yo casi me muero de frío y Josefina de insolación. Tú, en cambio, lo pasaste como nunca... —exclamó René con sorpresa e incredulidad.

—¿Qué estás diciendo, René? —Magnolia le lanzó una mirada feroz con la cara toda roja.

—¿Eh? ¿Dónde está Jaime? —preguntó René al notar que Jaime no estaba a la vista por ningún lado.

Josefina y Magnolia miraron a su alrededor al escuchar eso, pero no lo notaron por ningún lado.

Mientras tanto, Jaime estaba parado entre dos estatuas mirando con atención el Tomo Sin Palabras.

Como estaba tan quieto como las estatuas de al lado, las damas no se dieron cuenta de que estaba allí.

Unos instantes después, el Tomo Sin Palabras desapareció por completo y reapareció en la mente de Jaime.

Sintiéndose un poco mareado, Jaime sacudió la cabeza y soltó un enorme suspiro antes de desplomarse en el suelo.

Tales proezas de memoria de alto nivel eran tan agotadoras como librar una dura batalla.

Tras divisar a Jaime, Josefina corrió hacia él y le preguntó:

—¿Estás bien, Jaime?

Jaime sorprendido al ver que las tres habían vuelto a la

estamos bien. ¿Y tú? ¿Cómo

encuentro muy bien... —Jaime contestó con una sonrisa mientras

todos bien, yo digo que nos vayamos de aquí cuanto antes. ¡Este lugar me está

por el fenómeno que les había ocurrido

las tres fuera de la

ningún tesoro,

en eso,

el Tomo Sin

está... —dijo Jaime y procedió a explicar lo

el interior de Tomo Sin Palabras, Jaime? —preguntó René emocionada al escuchar que Jaime había memorizado todas y cada una de las palabras que había

negó con la

—No lo sé.

las demás se quedaron heladas

saber lo

recuerdo lo que memoricé. Déjame pensar... —Jaime respondió mientras escarbaba en lo más profundo de su subconsciente con sentido espiritual y clavaba su atención en el Tomo sin palabras, que flotaba dentro de

lo que había escrito