Con las manos vacías

—¡Te lo estás buscando, pedazo de mi*rda! —tronó Emiliano mientras blandía su arma una vez más.

Su espada emitió una luz cegadora que se extendió por toda la zona y envolvió a Jaime.

Jaime levantó con calma su Espada Matadragones, y se escuchó el estruendoso rugido de un dragón.

Un chorro de energía de espada irradiaba de la punta de su espada, y la energía de espada se convirtió rápido en un dragón dorado que se elevó hacia el cielo.

Poco después, el cuerpo del dragón se desintegró en una lluvia de luz dorada que cayó al suelo.

La luz que emanaba la espada de Emiliano fue superada al instante, y uno de los rayos de luz dorada atravesaba el aire y se dirigía directamente hacia Emiliano.

Una expresión de sorpresa apareció en el rostro de Emiliano mientras maniobraba rápido su arma para bloquear el ataque.

¡Clang!

Emiliano sintió como si su cuerpo hubiera sido golpeado por un asteroide. La enorme fuerza le entumeció las extremidades y le hundió las piernas hasta las rodillas.

Los espectadores abrieron los ojos en estado de shock mientras veían el desarrollo de la batalla. Ninguno de ellos esperaba que un Santo de las Artes Marciales tuviera tanto poder.

—Es una espada espiritual lo que sostiene. No me extraña que tuviera agallas para luchar contra un Dios de las Artes Marciales —comentó Trino, mirando la espada en la mano de Jaime.

fijó sus miradas en la Espada Matadragones en

desatar un poder tan grande. Resulta que tiene una espada

otros ancianos también estaban cegados por la codicia. A ellos también les parecía un desperdicio que una espada mágica estuviera

alguno de

burló al escuchar

que para que todos creen que mi poder proviene de

la muñeca una vez más y la Espada Matadragones

Jaime apretó los puños mientras un tono dorado brotaba

enfrentarse a Emiliano

un Dios de las Artes Marciales que blande un arma? ¿Acaso

Jaime estaba cortejando

que sentía ante la arrogancia de Jaime. Su espada brillaba

o no matar a Jaime con este ataque, Emiliano sabía que ya

resistir no uno, sino dos

final de Emiliano. Por encima de todo, lo que más les emocionaba era ver cómo Jaime, con las manos vacías, se defendía

y volvió a

de carmesí mientras Jaime saltaba hacia arriba. Sus puños brillaron con fuerza mientras atravesaba las nubes escarlata y apuntaba

—¡Puño de Luz Sagrada!

ser de otro mundo mientras su cuerpo se rodeaba de una luz dorada. Todavía no había aterrizado

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