Secretos

Jaime notó que la fuerza del contrario era mucho más poderosa que la suya, por lo que sólo pudo movilizar la energía espiritual que llevaba dentro al máximo nivel. En realidad, no sabía si podría soportar el golpe de Trino porque las diferencias entre sus capacidades eran enormes.

—¿Es así como la Secta Vientofuerte intimida a los débiles? ¿Crees que eres capaz sólo porque puedes dominar a tu oponente con facilidad? —gritó Alba ansiosa, queriendo que Trino se detuviera porque sabía que Jaime no era rival para Trino.

Sin embargo, a Trino no le importó lo que pensara Alba, reunió una fuerza que hizo temblar la tierra y la envió volando hacia Jaime.

En respuesta, Jaime gritó con todas sus fuerzas:

—¡Puño de Luz Sagrada! —y una luz dorada irradió de su puño. No importaba lo que ocurriera a continuación, tenía que enfrentarse al ataque de Trino con entereza.

Al momento siguiente, una figura apareció y se plantó ante Jaime antes de que éste pudiera lanzar un puñetazo. Entonces, el sonido de una fuerte explosión reverberó en el aire.

Trino retrocedió al instante mientras el hombre que estaba frente a Jaime también retrocedía tambaleándose unos pasos.

—Señor Campos... —gritó Jaime.

bloqueó el ataque de Trino en nombre de Jaime no era

poca vergüenza tienes de atacar así a un subalterno! —Mateo se burló del otro

cubrirlo públicamente? ¡Es nuestra responsabilidad acabar con cada uno de estos Cultivadores Demoníacos! ¿Qué hice mal? En cuanto a ti, lo protegiste antes. ¿Qué estás

como Cultivador Demoníaco a su antojo? Si es así, ¿qué deberíamos hacer con tu secta modificando genes? ¿No saben que les espera el castigo divino

No le hagan caso —Trino dijo de inmediato a los

Trino. Puedes ocultar esos asuntos sucios a los demás, pero no a mí. ¿Has olvidado qué es lo que mejor hago? ¿Debo contarle a todo el mundo lo que

expresión de Trino se ensombreció

burló antes de continuar—: Eres el mayor de la Secta Vientofuerte y

entró en pánico mientras lanzaba un

de esquivar su

eso, Trino levantó a Emiliano del suelo y se fue. Los demás ancianos lo siguieron sin

se fueron, Alba preguntó con

trapos sucios que

poder es incomparable al de él. ¡Cómo son tan descarados como para hablar sobre los demás! —Mateo sermoneó

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