Un pequeño favor

Jaime y Alba se adelantaron, protegiendo a Vladimir y a los demás que estaban detrás de ellos. Mientras tanto, el Gran Anciano de la Secta de la Estrella Voladora, Dole, mostraba una expresión fría y preguntó:

—¿Quiénes son ustedes?

—Dole, esta mujer es de la Secta Luminosa —respondió otro anciano.

—¿Secta Luminosa? —Dole frunció un poco el ceño—. Métete en tus asuntos y lárgate.

—¿No crees que todos ustedes deberían perderse en vez de eso? —replicó Jaime.

Sus ojos brillaron con intenciones asesinas. Se acercó y abofeteó al Gran Anciano, haciéndolo volar por los aires.

—El heredero mayor de la Secta de la Estrella Voladora ya ha muerto, y ustedes, meros ancianos, tienen la desfachatez de actuar con arrogancia delante de mí —se burló Jaime.

—¿Qué? ¿Has matado a nuestro heredero mayor?

de

se dignó a responder y se lanzó al

habían masacrado a muchos artistas marciales. De ahí que

quedaron sin palabras al ver a Jaime luchando solo contra los

más o menos las mismas. Sin embargo, ahora estaba claro que Jaime los superaba con

Casas, por favor,

cuenta de que Jaime pretendía matar a los cinco ancianos de la

dejarán libre de culpa. No hay necesidad de provocarlos. Además, también pensarán que fue usted quien mató a Arán. Entonces, la Secta de la Estrella Voladora emprenderá una guerra interminable contra

mirar a los demás

Sin embargo, la Secta del Cielo Ardiente lo mató, ¡y

muerto, así que puedes decir lo que quieras. Además, la Secta del Cielo Ardiente lleva años desaparecida, ¿y dices que ellos lo mataron? ¿Crees que nos creeremos lo que has

me crees o no. Aunque no te mate hoy, ¡no te dejaré escapar

de luz dorada irradiaron desde lo alto de sus palmas, golpeando hacia los

que penetraban al instante en los cuerpos de

ancianos sufrieron graves heridas

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