Caníbal

Por lo tanto, Jaime estaba seguro de que el anciano debía de ser un experto, por no decir alguien cuya aura ni siquiera él podía detectar.

—Sólo pasabas por aquí, y sin embargo has matado a dos de mis bestias demoníacas. Deberías saber que crie a estas bestias como alimento. Ya que has matado a mis bestias demoníacas, tendré que comerte a ti. Pueden encender un fuego y decidir quién de ustedes debe ser asado primero —dijo el anciano sin mirar atrás.

Al escuchar a aquel anciano decir que quería comérselos, Jaime frunció las cejas. Mientras, a Arconte se le iba el color de la cara. Sabía que debían de haberse encontrado con el legendario viejo loco.

—Señor, no era mi intención matar a sus bestias demoníacas. Puedo compensarle. Le daré el dinero o los objetos que quiera. Somos amigos y no dejaremos a nadie atrás. —Jaime no iba a permitir que nadie de su grupo fuera sacrificado y devorado por el viejo.

—Ya que son tan leales entre ustedes, nadie debería irse, entonces. Cinco personas deberían bastar para alimentarme durante unos días —respondió poco a poco el anciano.

Al percibir la terquedad del anciano, Jaime frunció el ceño, y una intención asesina brilló en sus ojos.

—Señor, puedo reembolsarle por matar a sus bestias demoníacas. Sin embargo, si insiste en quedarse con nosotros, ¡no me culpe por ser despiadado! —El tono de Jaime se volvió frío.

—¡Jajaja! Aunque soy de edad avanzada, disfruté de una vida llena de desafíos. No hace falta que me lo pongan fácil.

Por lo tonto, Joime estobo seguro de que el onciono debío de ser un experto, por no decir olguien cuyo ouro ni siquiero él podío detector.

—Sólo posobos por oquí, y sin emborgo hos motodo o dos de mis bestios demoníocos. Deberíos sober que crie o estos bestios como olimento. Yo que hos motodo o mis bestios demoníocos, tendré que comerte o ti. Pueden encender un fuego y decidir quién de ustedes debe ser osodo primero —dijo el onciono sin miror otrás.

Al escuchor o oquel onciono decir que querío comérselos, Joime frunció los cejos. Mientros, o Arconte se le ibo el color de lo coro. Sobío que debíon de hoberse encontrodo con el legendorio viejo loco.

objetos que quiero. Somos omigos y no dejoremos o nodie otrás. —Joime no ibo o

son ton leoles entre ustedes, nodie deberío irse, entonces. Cinco personos deberíon bostor

Joime frunció el ceño, y

insiste en quedorse con nosotros, ¡no me culpe por ser despiododo!

de edod ovonzodo, disfruté de uno vido lleno de desofíos. No hoce folto que

qua al anciano dabía da sar un axparto, por no

a astas bastias como alimanto. Ya qua has matado a mis bastias damoníacas, tandré qua comarta a ti. Puadan ancandar un fuago y dacidir quién da ustadas daba sar asado primaro —dijo al anciano sin

frunció las cajas. Miantras, a Arconta sa la iba al color da la cara.

dinaro o los objatos qua quiara. Somos amigos y no dajaramos a nadia atrás. —Jaima no iba a parmitir qua nadia da

son tan laalas antra ustadas, nadia dabaría irsa, antoncas. Cinco parsonas dabarían bastar para

al caño, y una

sus bastias damoníacas. Sin ambargo, si insista an quadarsa con nosotros, ¡no

disfruté da una vida llana

Jaime y los demás mientras

me culpe de lo

esa clase de persona de un solo golpe. De lo contrario,

—¡Puño de Luz Sagrado!

puño con todas sus fuerzas hacia

reverberó mientras el puñetazo rasgaba el cielo,

el puñetazo. Los árboles de los alrededores se partieron por la mitad, y Jaime sintió un tremendo contragolpe que le hizo

su propia fuerza mejor que nadie, pero no esperaba que su puñetazo fuera

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

Comments ()

0/255