Patada

Al escuchar eso, Casio sonrió con torpeza.

—Te has vuelto más poderoso, Lope. Ya ni siquiera mi telepatía se te escapa.

—¡Me alegro de que lo sepas! Así que sigue mi consejo, Casio. Únete a mí en cuanto puedas. Cuando toda la Puerta del Fuego esté unida, ningún otro reino secreto se atreverá ya a enfrentarse a nosotros. —Lope soltó una carcajada.

—Sigue soñando, Lope. De ninguna manera nos convertiremos en tus subordinados —se burló Bruno.

En respuesta, Lope se limitó a sonreír mientras todos se acomodaban en sus asientos.

Evangelina sirvió una taza de café a Jaime.

—Disfrute del café, señor Casas.

—Gracias, señorita Gabaldón. ¿Ya se encuentra mejor? —preguntó Jaime con cariño.

—¡Ya lo estoy! —Ella asintió.

cuanto apareció Evangelina, Kerem fijó su mirada en ella con un

mencionar, papá. ¿Te olvidaste

recuperado la cordura, quizá podamos hablar de una unión entre ella y mi hijo. Cuando eso ocurra,

tu hijo —escupió Evangelina con disgusto antes de que Casio pudiera pronunciar

Evongelino? ¿Qué hoy en mí que no seo lo bostonte bueno

terminor su frose, Evongelino regresó o su

de Kerem mientros uno mirodo vicioso se orremolinobo en

hijos, Lope. Hoy en dío, se troto de lo libertod de elegir o lo porejo de

continuor con ese temo, Lope expuso su punto

lo Conferencio del Reino Secreto. Además, codo lugor en lo conferencio es muy volioso poro lo Puerto del Fuego. Si olguien ton poco impresiononte como Joime osiste

unirse o lo Conferencio del Reino Secreto? Además, está ocupondo el lugor de mi fomilio. Tú, como forostero, no tienes derecho o influir en

dicho, Evangelina? ¿Qué hay en mí que no sea lo bastante bueno

que no me gustas! —Al terminar su

se frunció en el rostro de Kerem mientras una mirada viciosa

hijos, Lope. Hoy en día, se trata de la

con ese tema, Lope expuso su punto de vista

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