Perecer juntos

Justo cuando Jaime esperaba su muerte inminente, la presión sobre él disminuyó de repente. Justo después, la huella de la palma gigante sobre él también desapareció poco a poco.

Una figura se situó junto a Jaime con las manos hacia delante, resistiéndose con todas sus fuerzas a la enorme huella de la palma.

—Señor Casas, ¿se encuentra bien?

En ese momento, Arconte y Alba ayudaron a Jaime a ponerse en pie, y el hombre que resistía contra la gigantesca huella de palma no era otro que Mateo, de la Secta Luminosa.

—Señor Campos, gracias —expresó Jaime su gratitud al contemplar aquella escena.

Mateo retiró su aura y dijo:

—Es usted demasiado cortés, señor Casas. No esperaba que usted también hubiera entrado en este lugar.

—Mateo, ¿vas a oponerte a la Secta Estrella Voladora por este mocoso? —La voz de Winsor llevaba un matiz frío mientras se dirigía a Mateo.

—Cualquiera que intente dañar al señor Casas es un enemigo de la Secta Luminosa —respondió éste con firmeza.

En ese momento, docenas de personas de las nueve sectas del reino oculto se precipitaron desde varias direcciones.

muchas sectas no le guardaban rencor a Jaime,

no miraban a Jaime con enemistad, eso no

quedaron a un lado, observando en silencio el enfrentamiento entre Mateo

Voladora, pero Winsor no estaba dispuesto a enfrentarse a

les resultaría difícil hacerse

el equilibrio estaba en realidad respaldado por su fuerza relativamente igual. Sin embargo, si una

nueve sectas después de tantos años. Después de todo,

de Winsor se desvió hacia Huro, su voz sonaba gélida

hijo fue asesinado por

sus fuerzas, la Secta Luminosa podría ser aniquilada en

a mi hijo, pero aún no he pensado en vengarme —respondió Huro con

que a este no podía importarle menos. Además, había dado instrucciones a Emiliano para que emprendiera la misión con la intención

frente a ti. ¿Cómo puedes quedarte de brazos cruzados? Si unimos nuestras fuerzas, Mateo

sea capaz de detenerlos, ¡pero estoy dispuesto a autodestruirme y llevármelos a todos abajo conmigo! —declaró Mateo, con voz resuelta—. Escuchen mis órdenes, discípulos de la Secta Luminosa. Si alguien intenta dañar al señor Casas, autodestrúyanse sin dudarlo,

de los discípulos de la Secta Luminosa

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