Afortunado

Al principio, Jaime pensó que los dos hombres lo habían alcanzado. Pero cuando se puso en pie y se asomó, vio a un feroz león gigante que lo miraba con ojos depredadores.

Se le veían los colmillos en la boca, que apestaba a hedor cobrizo de sangre, y seguía rugiendo por lo bajo.

—Jaja... ¡Te lo mereces por abrir la boca! Ahora, ¡estás en problemas!

Al ver al león gigante, Renzo soltó una carcajada.

Por el contrario, Jaime tenía una mirada de total desolación.

«¡Dios santo! Me limité a lamentarme un poco. ¿Cómo podía la persona que creó el reino secreto ser tan mezquina como para enviar a una bestia demoníaca a darme una lección?».

La impotencia se apoderó de él mientras miraba con atención a la bestia demoníaca que tenía delante.

«Esta vez, ¡seguro que me resulta imposible escapar!».

Sin dejar de mirar al hombre, el león gigante no hizo ademán de atacar. En su lugar, lo rodeó sin descanso.

A pesar de su falta de agresividad, Jaime no podía permitirse esperar y demorarse. De lo contrario, los dos hombres lo alcanzarían. En ese momento, la muerte sería el único destino que le aguardaba si tenía que enfrentarse a la bestia demoníaca que tenía delante y al dúo.

cuanto se preparó para atacar al león gigante, los dos hombres lo

su camino estaba bloqueado

tenemos mucha suerte, Granate. No sólo vamos a matar a Jaime para obtener los recursos prometidos, ¡sino que también ganaremos un núcleo de bestia! —exclamó Ronan con entusiasmo mientras miraba

Pero, ¿matamos primero a la bestia demoníaca o

que sus capacidades estaban muy mermadas. Si tuvieran que enfrentarse al león gigante y a Jaime al mismo tiempo, tal vez les resultaría difícil salir victoriosos. Por lo tanto, necesitaban formar un equipo y enfrentarse primero a cualquiera

cortó el brazo. Voy a hacerle sufrir a cambio —Ronan declaró, mirando

—Claro.

mínimo, se levantó de un salto. En un instante, la espada que llevaba en la

la Espada Matadragones que Jaime tenía en la mano salió volando. Junto a su incesante zumbido, corrientes de energía de espada

esa visión, Ronan blandió su espada con una sola mano y cargó contra Jaime. Confiaba plenamente en poder matar a este último con un solo brazo, puesto que el hombre ya no

miró al hombre que se abalanzaba sobre él, sumiéndose en la impotencia por

a punto de alcanzarlo, vio de repente al león gigante

idea. Sin previo aviso, disparó

a Ronan y al león gigante.

león gigante. En consecuencia, las cosas

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