Capítulo 177 “Black Dragon, James, deja de joder. Soy un hombre ocupado, a diferencia de ti. James se aclaró la garganta. ‘Henry, vuelve a desplegar cien mil soldados de las Llanuras del Sur’.

Justo en eso.

Al escucharlos cantar la misma melodía, el Rey Alegre se enfureció tanto que quiso romper su teléfono.

Sin embargo, logró reprimir su ira.

Tú ganas, James. ¿Pero no puedes llamarme por un asunto tan trivial? Sólo llama a Daniel. Él se ocupará de eso.

‘¿Estás tratando de decir que puedo llamarte si no es trivial?’ El Rey Alegre estaba tan irritado que colgó el teléfono. Después de colgar el teléfono, inmediatamente dio sus órdenes. Daniel, hay algo que necesito que hagas por mí.

Daniel no podía creer lo que escuchaba cuando recibió sus órdenes.

Desconcertado, salió de la oficina del Rey Alegre.

Al mismo tiempo, en Common Clinic, James se sintió aliviado después de la llamada.

“Thea, me gustaría verte intentarlo. Muy impresionante de tu parte, Henry. No hay forma de que hubiera pensado en un plan tan intrincado.

El rostro de Henry se contrajo. Estaba simplemente al final de su ingenio. ‘Bien ahora. Animarse. Llévame allí.

en eso. Henry se recordó a

a James al

ya estaba en las puertas. Se paró junto a la puerta y esperó a James. ‘¿No es esa Thea Callahan?’ “Sí, esa es ella. Vi en las noticias que acaba de asumir el

al Departamento de Asuntos

que

Con su belleza y carisma, los transeúntes la reconocieron de inmediato cuando se encontraba frente al Departamento de

a los dedos

una mirada de disgusto, ella preguntó: “¿Qué estás haciendo? ¡Deja de divertirte!

Jaime colgó el teléfono.

apareció ante Thea con una brillante

‘La A.’

media vuelta y caminó hacia

mirado el calendario. Hoy no es un día propicio para un divorcio. Además, no podemos continuar con el proceso de divorcio hoy”. Thea tenía una expresión triste. “James, borra esa

te juro que no pasa nada entre nosotros.

¡Auge!

punto de llover. “Hmph…” Thea sonrió con frialdad. “James, es mejor que cuides tus palabras. No querrás que te caiga un rayo, ¿verdad? Cuando James levantó la cabeza y vio el cielo nublado, su rostro se oscureció. Hasta los cielos estaban en su

en mí, ¿por qué no confiarás en

bien’,

siempre le han gustado los militares. No me sorprende que te persiguiera después de descubrir

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