Capítulo 388 Tener una cita

Samuel pensó que estaba alucinando cuando escuchó la voz de Kathleen.

Fue solo cuando vio su mano que finalmente se dio cuenta de que ella era real.

Tomó el vaso de agua y tragó la medicina. Bajo la luz, su hermoso rostro se veía pálido pero frágil.

Kathleen lo miró impasible. “¿Hay necesidad de torturarte así?”

Samuel le lanzó una mirada de soslayo. Su mirada se oscureció cuando dijo: “Tengo mucho dolor”.

“Habías sido herido y te habías enfermado tantas veces antes. ¿No sabes lo que es la resistencia a los medicamentos? Kathleen frunció el ceño. “¿Lo que estás haciendo ahora no se considera torturarte a ti mismo?”

Samuel miró lo furiosa que se veía y tragó saliva. “¿No te fuiste?”

“¿Quién te va a cuidar si me voy?” preguntó Kathleen, perpleja.

Su respuesta hizo que la mente de Samuel se quedara en blanco por un segundo. Con una voz profunda y ronca, preguntó: “¿Te quedaste para cuidarme?”

Al escuchar eso, Kathleen se rió entre dientes. “Si no, ¿pensaste que me quedé para ver cómo te torturas?”

Samuel frunció los labios.

“Por cierto, no tomes tu medicina antes de tu comida. Te va a doler el estómago. Kathleen lo miró con indiferencia.

Samuel hizo una pausa por un momento antes de responder: “No tengo hambre”.

Kathleen se puso de pie y encendió la luz.

Se paró junto a la cama mientras miraba a ese hombre que parecía enfermo pero encantador. “No puedo hacer nada si deseas hacer cosas que te hagan daño. Si no me necesitas aquí, puedo irme.

Samuel se quedó en silencio.

La mirada de Kathleen se oscureció antes de darse la vuelta.

En ese momento, Samuel extendió la mano y la agarró de la muñeca. Sus ojos profundos brillaron cuando preguntó: “¿Hay algo para que coma?”

“Le dije al ama de llaves que preparara algo de comida. Si quieres comerlos, los calentaré y te los traeré. ¿Está bien?” Kathleen preguntó rotundamente.

“Por supuesto.” Samuel asintió.

Kathleen miró fijamente su mano delgada y dijo: “Entonces, suéltame”.

Samuel soltó gradualmente su agarre.

Luego, Kathleen salió de la habitación.

Al instante siguiente, Samuel rápidamente pellizcó su propio muslo con fuerza.

¡No estoy soñando! ¡Es real! Kathleen realmente se quedó para cuidarme.

Todo parecía demasiado bueno para ser verdad, pero no obstante, estaba en la luna.

De hecho, no pidió mucho. Solo deseaba ocupar un lugar en el corazón de Kathleen.

ella lo tuviera en su

sobre su frente. Sus

más tarde, Kathleen

a Samuel sentado en el sofá obedientemente.

acercó y colocó la comida en la mesa de café. “Son todos

le dio

cuchara y comió la comida poco

mismo tiempo, con una expresión serena, Kathleen se

está herido. A pesar de eso,

repente, Samuel

la vista y sus ojos oscuros se encontraron con los de

fijamente. “¿Por qué dejaste de comer?

negó con

entonces?” Kathleen frunció el

sigues mirándome?” Samuel

se sintió incómodo bajo

cuenta de

dientes. “Eso es porque eres guapo. ¿No dijeron que si miramos a la gente guapa con más frecuencia, nos sentiremos

a las mejillas de

“¡Come! Ve a descansar un poco después de que termines de comer. Hay algunos asuntos

es?” Samuel frunció el

una cita

 

¿Una cita?

una extraña sensación brotar de

cita?” Kathleen preguntó con

como un relámpago de

nunca antes

deseando que llegue. Me pregunto si Ryder me llevará al cine o me llevará de compras. Sin embargo, cualquiera está bien. ¡Sería perfecto si vamos a cenar a la

dijo

herida le dolía un

esbozó una sonrisa y dijo: “No parece que disfrutes

repentina pregunta dejó a Samuel sin

sobre este tema?”. Kathleen todavía tenía una leve

respondió con frialdad: “Haz

encogió de hombros. “Multa. No voy a continuar con

de Samuel

que Kathleen hizo eso a propósito, pero no había nada que pudiera hacer para probar

terminó la comida a pesar de que no

todo

de llaves vendría a

habitación, Samuel yacía en la cama. Sus

su mirada cayó

se quitó los zapatos y se tumbó

tan cerca el uno del otro, podían escuchar la respiración

los ojos y sintió que su corazón se desgarraba. Era como si todo tipo de emociones se

esperar, no podía soportar

posesivo que era,

no le

tanto que le costaba un

vez que recordaba el momento en que Kathleen casi se había casado con Caleb, sentía la necesidad de noquear a Kathleen

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