Capítulo 145

Beatriz empujó cuidadosamente la puerta.

El sótano, siempre discretamente lujoso, brillaba con el resplandor de las luces de cristal.

Si no fuera por las numerosas botellas de vino sobre la mesa, Beatriz habría encontrado la escena aún más estética.

Tomó una botella para examinarla.

Vaya.

Un Romanée–Conti del año en que nació Beatriz

Eso valdria un bolso de diamantes del Himalaya.

Javier estaba en el sofá, con la corbata deshecha y dos botones de la camisa desabrochados, exponiendo sus prominentes claviculas.

por más atractivo que fuera Javier, parecla demasiado intimidante para acercarse. Probablemente porque emanaba una complejidad que lo hacía parecer

la mesa y supuso que debía estar profundamente ebrio, asi que dudó antes de intentar

repente, abrió los

facciones, profundamente marcadas, incluso daban la impresión de ser mestizo. Tan guapo que,

su mirada sorprendió a Beatriz, quien estaba a punto de retirar su mano cuando Javier de

en la mano grande y firme

aire amable y cálido de siempre. Su mirada era fría como la de

Beatriz: “Señor–”

presionó contra él, dejándola sin espacio para rechazarlo. Cuando Beatriz pensó que Javier podría perder el control bajo la

Beatriz: “!!!”

no

todo el

Además, no podia entenderlo.

fortuna de millones, ¿por qué se

de Javier, quien apretó

saber en qué situación se encuentra, “Sr. Mangone, tal vez estés demasiado estresado por el

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