Esta Vez, ¡No Perderé!

Capítulo 232

Beatriz se sintió algo culpable pero desafiante: “Eres tan guapo, ¿qué tiene de malo mirarte?”

Javier nunca había pensado que su apariencia pudiera traerle ventajas, ya que siempre se había movido con confianza, apoyándose en su familia y sus propias habilidades. Ahora, inexplicablemente, sentia que tener buena apariencia si servía para algo. Por ejemplo, podía hacer que una jovencita lo mirara a escondidas.

Javier colocó a Beatriz en la cama y desabotonó dos botones de su camisa, dejando entrever su clavicula y los contornos de sus pectorales. Su físico era indudablemente atractivo, no demasiado musculoso como un entrenador de gimnasio, ni demasiado delgado como algunos jóvenes del mundo del espectáculo. Su figura era esbelta y elegante, emanando una presencia madura y discreta, con una elegancia innata, haciéndolo lucir como si siempre llevara ropa de alta costura.

Hace unos años, Javier había sido invitado a un desfile de una marca de lujo, donde los empleados lo confundieron con un modelo.

Beatriz se sentó al borde de la cama, balanceando sus delgadas piernas. Javier la arropó con las sábanas: “Voy a tomar una ducha, tú duérmete.”

Por supuesto, Beatriz no podia dormir. Sacó su teléfono y le mandó un mensaje a su amiga experta en relaciones, Marisa.

chico guapo, ¿cómo

me gusta alguien, con solo

si ese

más sobre

de una familia distinguida, y es muy

tómate un caldo para despertar y cuando

conversación.”

se dedicaba a jugar videojuegos y no había visto ni las noticias del matrimonio de Beatriz. Estaba en su mansión, bebiendo y divirtiéndose en plena

frustró: “Estoy

un hombre tan atractivo y rico, había escuchado de algunos, pero realmente no había interactuado

suelen ser un desastre. Nunca rechazan a una belleza, pero después, no se hacen

que huyas lo más lejos posible. No te dejes llevar por el amor, o terminarás engañada en todos los sentidos.” Beatriz apagó el teléfono y lo lanzó a un lado, mordiendo su almohada en frustración. Estaba perdida. Sel estaba convirtiendo en lo que siempre había despreciado: una tonta

uha bata larga de baño negra, su cabello oscuro medio seco, y sus ojos profundos y estrechos se posaron en Beatriz, quien se