Papá. 

Decirlo aquello que me habla guardado por años, fue liberador, sentia que me había sacado un peso de encima, pero una punzada 

apareció en mi pecho, al ver el rostro sorprendido, lleno de incredulidad y dolor al mismo tiempo, su mirada sombría y cristalizada se 

posó en la espalda de Tristán, quien estaba tenso y temblando de miedo. 

En este momento, me di cuenta lo egoista que fui al no hacerle saber sobre su hijo, hice muy mal pensando que era lo mejor. 

Si a mi me hubiesen ocultado a mi propio hijo por más de tres años, hubiese enloquecido. 

– El… –las palabras apenas salían de su boca, estaba en estado de shock sin apartar la mirada de Tristán. -¿El es mi hijo? Pero… 

Pero, ¿cómo? ¿Por qué no me lo dijiste? –Su voz salió casi en un hilo y una lágrima se escapó de su ojo, pero fue eliminada rápidamente 

por su dedo. Al verlo de aquella manera, por primera vez en la vida, mi corazón se encogió en mi pecho. 

Antes no me había imaginado que le estaria diciendo la verdad a Alexander y ahora que lo estaba haciendo, sentia su conmoción y 

su inquietud como si fuera mia. Un nudo se formó en mi garganta y mi vista se nubló por las lágrimas que se acumularon en mis ojos, recordando el dia que la prueba de embarazo dio positivo, mi emoción por ir a contárselo y la decepción que me llevé al llegar a su 

oficina. 

– Sabemos como pasó, el único día de seis meses de indiferencia que te atreviste a tocarme. Claro que te lo iba a decir, ¿por qué crees que volví antes de tiempo de mi semana de vacaciones en Orlando? Te iba a dar la sorpresa, pero la sorprendida fui yo. -solté con rabia, removiendo viejas heridas que creí que habían sanado por completo, pero no. 

Ahora sentia que seguía en carne viva, pero no porque siguiera sintiendo algo por Alexander, porque no, sino por lo mal que me pagó a pesar de mi lealtad, de mi dedicación, de todo el amor que le dipor lo buena novia y esposa que fui, aún así, terminó engañándome. Si no era capaz de ser fiel o si no sentía lo mismo que yo, ¿por qué me propuso matrimonio? 

– Entonces, ¿hiciste todo esto para tomar venganza? ¿Es.eso lo que me estás diciendo? -de pronto, su voz se torno áspera y dio un 

paso para acercarse a mi. 

No pude evitar soltar una risa sin ánimos, que me sirvió para eliminar las lágrimas acumuladas en mis ojos. 

– ¿Venganza? Si quisiera vengarme de ti lo harla de otro modo, no usando a mi hijo que sería el más afectado en todo esto. Qué mal que no terminaste de conocerme, no soy del tipo de personas que toma venganza. -dije, dejando a un lado los sentimientos 

deprimentes que me mostraría como una débil. 

mi cuello, miró con

el rostro

cosas que no entiende, no queria darle otra mala impresión

de siquiera tocarlo, cuando

jamas fe habla tenido miedo a alguna persona y Alexander se

miro, su expresión ya no era tan dura como la de hace un momento, más bien parecia afectado

él no es malo, quiere saludarte. -le dije a mi hijo para que bajara la guardia con Alexander, su mirada dulce se posó en mi por unos

pensé que iba acceder, volvió a aferrarse a mi cuello sin apartar

Yo… yo no tenía ni idea de que él… – Alexander pronto se vió avergonzado, porque sabia lo que

aquella

pudiera decir algo más, Paul apareció después de bajar de la camioneta que no me di cuenta en qué momento llegó. Se

el conmovedor momento, ganándose una mirada de pocos amigos de

Alexander. 

cabello de Tristán y este, al darse cuenta de la presencia de Paul, se removió en mis brazos con una sonrisa de oreja

oreja. 

de irse con él. No pude evitar sentirme incomoda por como mi hijo llamaba a Paul y más aún frente

con desdén a Paul y

que te traje. -Paul recibió a Tristán en sus brazos, mostrándole una caja de dinosaurios

y

a Alexander quién se veía furioso con la inesperada presencia de Paul

limitaciones. -¿Podrías llevarlo adentro? Dile a Maga que le prepare frutas picadas, en un

con él. 

Yo se lo

No. 

al pelinegro que no estaba contento con Paul, incluyendo al curioso Tristán que dejó de

nuevos juguetes. 

fue con Tristán, no sin antes lanzarle una mirada despectiva

Mira… 

ese niño por años y

derecho como padre y aún así no me dejas ni siquiera terminar de conocerlo. ¡Tres añosl Sarah, me lo ocultaste tres

por su custodia? —me

aquello último. 

se volvió pesada y senti una puntada en mi

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