Capítulo 244

En el hospital, Jeff estaba acostado en la cama del hospital como siempre. Todos los días sobrevivía gracias a soluciones nutritivas y diversos equipos.

Su cuerpo se había debilitado a un ritmo notable. Sus extremidades habían comenzado a encogerse.

Era como una flor que había perdido su vigor y se aferraba a los últimos nutrientes del suelo. Apenas aguantaba.

Olivia no lo había visitado desde hacía tiempo. Cada vez que veía a su padre así, se sentía aún peor.

El rostro de Jeff ya estaba hundido. Las lágrimas de Olivia cayeron sobre el dorso de su mano seca.

“Papá…”

Deseaba que algún día ocurriera un milagro y Jeff se despertara y la mirara. Anhelaba sólo una mirada suya y tal vez también unas pocas palabras.

“No estés triste, Olivia”.

Colin le dio unas suaves palmaditas en la espalda. Olivia bajó la cabeza, no quería que nadie la viera en sus momentos más débiles.

Sollozando, Olivia se cubrió la cara. Cuando volvió a levantar la vista, vio a Colin escuchando los latidos del corazón de Jeff con un estetoscopio.

“¿Colin?”

Colin dejó el estetoscopio y le sonrió a Olivia. “Yo era estudiante de medicina, ¿recuerdas? Quería echarle un vistazo al señor Fordham.

siento por

“Eres muy amable, Olivia”.

hizo a Jeff un chequeo regular. Al observar sus movimientos, Olivia no pensó que fuera

echar un vistazo al último informe médico del

“Seguro.”

se los mostró a Colin.

Un momento después, Colin finalmente la miró. La mirada en sus ojos

eep. Era diferente de

enfermedad del señor Fordham. Si Leo realiza

es cierto. Hemos intentado todo lo que

buscarlo. Pediré ayuda a mis contactos

cuerpo de Jeff con una toalla caliente. “No sé si mi papá podrá aguantar hasta

“Lo hará”.

y se encontró con la mirada de Colin. Había una mirada decidida en sus ojos

recuperó su actitud juvenil. “¿Puedes invitarme a comer,

te gustaría

deseado tener hermanos. A sus ojos, Colin era un hermano menor para ella; uno

mercado nocturno cerca. Vamos

“Eso también funciona”.

la

esquina de la concurrida calle, Olivia sostenía un batido en una mano y un caramelo en la otra. De su muñeca colgaban bocadillos variados en bolsas

las luces, Olivia sonrió como una niña inocente. No había motivos ocultos

tiempo desde la última vez que estuvo así, comiendo sus

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