Capítulo 1932

Ginés apretó la manija de la puerta del coche con una fuerza inesperada.

Olivia se acomodó en el asiento y se abrochó el cinturón de seguridad por su cuenta.

El hombre se enderezó y le dijo a Ginés: “Cuidado con la carretera“, pero justo cuando giró la cabeza y vio los ojos oscuros y sombríos del hombre, se quedó un poco atónito, mirándolo con curiosidad.

Ginés cerró la puerta del coche y se quedó parado frente a ella durante un buen rato antes de rodear el vehículo y subirse.

Arrancó el coche en silencio y Olivia notó la tensión con la que agarraba el volante; las venas de sus manos sobresalían notablemente.

Sin embargo, su rostro no mostraba ninguna emoción en particular; estaba tranquilo, sin rastro de preocupación.

“¿La comida aqui es buena?” preguntó Ginés después de un rato de manejar en silencio.

“No está mal.”

“La próxima vez te traigo.”

“No hace falta. Por ahora no quiero volver.”

“Entonces esperaremos a que te apetezca.”

Ella no respondió.

“La próxima vez no tienes que llevarme.”

“La próxima vez.”

Ginés repitió la frase y sus ojos mostraron una especie de grieta.

Cuando llegaron a la villa, los dos entraron y Ginés le dijo a una de las empleadas, “Asegúrate de llamarla para cenar a tiempo“, antes de subir las escaleras por su cuenta.

El mensaje subyacente era que él no necesitaba ser llamado para la cena.

De hecho, no apareció para cenar más tarde esa noche y hasta la leche que solía llevarle personalmente cada noche fue entregada por una empleada.

Olivia sostuvo la taza de leche en sus manos, notando que la temperatura era casi la misma que cuando Ginés se la

traía.

“Señora, no se preocupe. Cada día veo al señor calentar la leche, sé cuánto vierte, cuánto tiempo la calienta, todo. Usted suele leer un libro durante diez minutos antes de beberla, ¿verdad? La primera vez que le dije que podria estar muy caliente, fue él quien me lo indicó sin pensar.”

Olivia bajó la mirada hacia la taza de leche, apretando ligeramente sus dedos alrededor.

La empleada dudó un momento antes de decir, “Pero señora, el señor no ha cenado esta noche, solo me llamó para que le trajera la leche. Ha estado solo en su estudio durante unas siete u ocho horas, sin comer ni beber, ¿realmente

está bien?

Olivia miró el reloj al lado, guardó silencio por un momento y luego dijo, “Puedes ir a descansar.”

La empleada, viendo que Olivia no tenía más reacciones, asintió y se fue.

Olivia no leyó como solla hacerlo, sino que se levantó de la cama con la taza de vidrio en la mano y se acercó a la

ventana

El cielo estaba despejado, con lạ luna brillante y las estrellas dispersas

Era una noche inusualmente hermosa.

Las luces del patio aún estaban encendidas y se veía a dos empleadas llevando bolsas de basura hacia afuera.

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Se escuchaban voces borrosas y risas ocasionales.

Eran jóvenes.

Viviendo sus vidas a su manera,

Llevando bolsas de basura después de un día de trabajo, pero aun así viviendo feliz y contentas.

un pasado

Probablemente si.

vez tropezaron en el camino hacia sus

ahora no parecían estar tan mal.

respiro y dio un sorbo a la leche de la

tantos años de acostumbrarse a la temperatura de la leche, la de ahora, comparada con la

sus labios y al bajar la mirada, vio en el alféizar de la ventana una botella

segundos, luego dejó la taza de

encontrado, pero pensó

vidrio vacía que le dio en el orfanato, la había llevado consigo y siempre la había

la casa de la familia Morales, tampoco prestó atención cuando Félix y los demás se mudaron. Además, incluso si Félix la hubiera tomado, ¿cómo

ser la misma

la tapa de madera de la botella, se quedó sin palabras por un

vuelto a sus manos de manera

había puesto aquella botella

Vaya.

que recibió ese regalo de cumpleaños, nunca había hecho un

simplemente que, con el tiempo, se había centrado en mantener su orgullo frente a

a encontrarse, ella no deseaba nada en especial, nunca le faltaba nada con la familia López y en aquel tiempo, Ginés tampoco tenía oportunidad de llenar

dedos acariciaron suavemente el cuerpo liso del

esa botella sería tan útil como él había

ventana, dos sirvientes terminaron de tirar

mirada y puso el vaso de vidrio de vuelta en su lugar, tomando otra vez la taza de leche.

las nueve en punto, Ginés aún no había

y

no había

Olivia se tornaba cada vez más pálido y no supo en qué momento se

la medianoche, la puerta del dormitorio

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Capitulo 1932

lado de la cama y finalmente se detuvo frente a

la lámpara auxiliar aún estaba encendida y podía ver claramente su rostro dormido.

serena e indiferente, sin ninguna diferencia con su frialdad habitual, ni siquiera un

hombro descubierto de ella y se inclinó

ojos oscuros parecían tener algo listo para chocar

y temblor, pero finalmente dejó caer la sábana

simple gesto, Ginés ya tenía una capa de sudor

borde de la cama, se

durante mucho tiempo, su brazo descansando

mente, estaba la imagen de esa

tocaba, se ponía nervioso y tenía que ser muy cuidadoso.

ese hombre se había atrevido a

con Rubén durante muchos años y él se había obligado a no pensar en lo que había sucedido entre ellos.

no le importaba?

Le importaba.

contacto

algo que había poseído y luego perdido.

que

¿qué podía hacer? Aun así, la quería.

simplemente no escuchaba.

seguir viéndose con ese

parpadearon como si algo los hubiera picado y

en aquel entonces, obligándolo a él a

vez sería para

tocar el rostro de Olivia, pero se

permitirse hacer nada que

noche entera, Ginés se encerró en su estudio, conteniendo a duras penas el fuego ardiente en su

de aclarar las cosas con

deshacerse de las manos de ese hombre, pero si lo hacía, Olivia seguramente lo acusaría, lo maldeciría, lo odiaría aún

quería preguntarle, ¿por qué tenía que encontrarse con

tocaran?

dejarlo ir de nuevo con sus

no podía ser impulsivo, no podia lastimarla, no estaba seguro de que

pero no podía basarse solo en lo que pensaba.

3/5

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

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