Capítulo 13

Jelena despertó después del mediodía abrazada a una almohada, tenía hambre y el olor a comida hizo rugir su estómago. Se incorporó con lentitud, tenía el cuerpo pesado, pero al mismo tiempo satisfecho. Los orgasmos que había experimentado en su vida siempre provenían de su propia mano, o de algún juguete. Los que Mikhail le proporcionó fueron más intensos, más reales, no tuvo que forzar su mente a imaginarlo porque él estaba allí, llenándola con su pasión, podía sentir su olor y su posesión, la fuerza de sus empujes. Esa vez la realidad superó en mucho a todas sus fantasías. 

Y es que cada orgasmo que había experimentado en su vida tenía un nombre: Mikhail. 

Se levantó, fue al baño y se duchó, se puso una camiseta holgada y unas bragas y siguió el aroma de la comida hasta la cocina. El estómago le pedía comida con urgencia, no desayuno porque estaba muy nerviosa para comer, aunque había simulado indiferencia estaba alterada. Esas ganas de estar a su lado, de compartir la cama la tenían debatiéndose entre un estado constante de excitación y el miedo de enamorarse de él. Sí, tenía miedo de lo que sentía, de las ganas que tenía de estar cerca de él, más nunca lo confesaría. Mikhail nunca sabría que era su debilidad, sus horas oscuras, su más profundo deseo, no lo amaba, pero lo deseaba, disfrutaría de él y cuando llegara el momento le dejaría. Entró a la cocina y lo observo moverse por el lugar. Estaba con el torso desnudo luciendo solo sus pantalones vaqueros, le daba la espalda a ella por lo que pudo admirar sus músculos. Algún ruido debió hacer porque se giró y al verla sonrió. 

-Hola, cociné pasta Alfredo -comentó Mikhail señalando las cacerolas 

-¿Sabes cocinar?, ¿encontraste todos los ingredientes? -preguntó Jelena con curiosidad. -No, fui a la tienda mientras dormías y sí, sé cocinar. En mi época de estudiante estaba harto de comer en los comedores universitarios o en restaurantes así que aprendí a hacerlo viendo videos por internet. 

Mikhail, se movió por la cocina, coló la pasta y la agregó a la salsa mezclándola, la cocinó durante unos minutos más. Jelena salió de su estupor, sacó dos platos y se los tendió a Mikhail, dio la vuelta y empezó a colocar la mesa. -Me gusta mucho la comida italiana ¿y a ti? -curioseó su prometido 

una de mis favoritas-confesó la

buenísima, al primer bocado su estómago protestó, quería comer tan rápido como pudiera, sin embargo, se obligó a masticar lento y tomarse tu

a la universidad? -preguntó Mikhail

turista por la ciudad, nos vemos aquí más tarde. -Fue la

escuchado que el castillo es impresionante y que los edificios anexos los construyeron en el mismo estilo

es importante para ti ven conmigo, pero si te aburres no me culpes.

te preocupes, me entretendré por ahí. Además, si me aburro siempre puedo sentarme bajo un árbol y leer un libro. Cuando llegaron a la universidad, Mikhail quedó impresionado por la sede de la misma, el castillo medieval era hermoso y estaba en perfectas condiciones. Entraron en el edificio administrativo de la facultad donde estudiaba Jelena, había pocas personas por ser verano. Acompañó a su prometida hasta la oficina donde debía solicitar su retiro, le dio un beso y salió a visitar al campus, una hora después entró en una cafetería, se sentó a esperar que ella lo

anda por aquí? —preguntó con sorna un hombre joven. -No, ¿quién? -inquirió el camarero. – La rusa calientapollas –masculló el joven. – Jelena?

estudiar a

Te quedaste con las ganas de follarla

-La muy puta… 

escuchando más, con rabia se acercó a los dos hombres y tomó al primero

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