Capítulo 19

A la llegada al templo Jelena se encontró que una multitud de paparazis estaban esperando para fotografiar a la novia de uno de los oligarcas rusos. Su boda, aunque preparada con poca anticipación estaba dado mucho de qué hablar por lo suntuoso del festejo. Jelena se bajó de la limusina, el equipo de seguridad había instalado vallas para contener a los periodistas, pero eso no evitó que las luces de los flases la cegaran por un momento, ni tener que escuchar toda clase de preguntas impertinentes. El reportaje de la noche en la que sedujo a Mikhail se había extendido como la pólvora y todos les pedían más comentarios, sus palabras «Él se casará conmigo» la habían hecho famosa. El pasillo desde la puerta de entrada de la iglesia hasta el altar donde la esperaba Mikhail se le hizo inmenso y largo. Su mirada se enfocó en la de él para poder seguir caminando, se dijo que lo único que debía hacer era poner un pie delante del otro hasta llegar al lado de su prometido. No miró a los lados por lo que se perdió la mirada satisfecha de su padre y la de odio de su madrastra y hermanastra. 

Al llegar al lado de Mikhail temblaba ligeramente, él tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella, Jelena se aferró a ese contacto para mantener la calma, en determinado momento cerró los ojos y contó sus respiraciones mientras escuchaba al sacerdote celebrar la ceremonia. Al abrirlo sonrió, había logrado sacarse de encima sus emociones, era como si todo lo que le estaba pasando le ocurriese a otra persona y ella fuese un simple espectador. Respondió cuando era necesario y firmó el libro del registro. Cuando el sacerdote los declaró marido y mujer, y le dio autorización al novio para besarla se giró hacia Mikhail y levantó su rostro hacia él esperando el beso que no tardó en llegar, esa vez estuvo preparada para la sencillez y el cariño del gesto. 

A la salida del templo el calor, las luces de los flases más lo gritos de los paparazis le provocaron un leve mareo que la sorprendió, por lo que se aferró al brazo de Mikhail hasta llegar a la limusina que los llevaría a los banquetes de bodas. Una vez que la puerta del coche se cerró, Mikhail escrutó sus facciones. -¿Estás bien? -preguntó solícito. -Sí, solo un poco abrumada por lo larga de la ceremonia y el calor, anoche dormí poco por el estrés de la boda. -Ya solo queda el banquete, que es la parte divertida, y podrás descansar. -Pensé que la parte divertida era después del banquete -insinuó seductora. -No, esa será la parte apasionada -respondió Mikhail con los ojos llenos de deseo. -Estás muy hermosa -agregó mirándola con pasión. -Gracias, esposo, tú también estás muy guapo -contestó regresando el cumplido. Al llegar al hotel donde se celebrarían los banquetes de boda, Ivanna tomó a Jelena de la mano para llevarla a la habitación donde se retocaría el maquillaje. Solo sería un minuto, Mikhail se quedó con Dimitri esperándola para hacer una entrada triunfal cuando los invitados estuviesen sentados en sus puestos. 

Jelena e Ivanna estaban en un saloncito anexo con la estilista y la maquilladora, quitando la larga cola del vestido y retocando su maquillaje y peinado, cuando la puerta se abrió y Anika hizo acto de presencia 

-Felicidades por tu boda, hija. 

-¿Qué haces aquí, Anika? -preguntó Jelena molesta 

-¿Qué forma es esa de saludar a tu madre? -reclamó altivamente la esposa de su padre. 

-Tú no eres mi madre -le respondió Jelena con los dientes apretados. 

–Me convertí en tu madre al casarme con tu padre, por lo que vengo a reclamar nuestro lugar į Cómo es posible que no estemos sentados en la mesa de la familia? Nos ubicaron tres mesas más allá, además ni siquiera pusiste a tu hermana en el cortejo. Natasha se sintió muy triste por eso. Exijo que se reasignes nuestros puestos. 

-Ni lo sueñes. 

tratar de casar a Jelena siendo una niña para sacarla de su hogar. -¿Y quién eres tú para meterte

la sacaste de su casa y la desarraigaste de la vida de su familia. Así que largo de aquí si no quieres que me arremangue el vestido y te arrastré hasta afuera.

me habló de su hija ramera que se quedó embarazada

mi padre fuese estéril, que no hayas tenido un Smirnov en tu vientre porque, entre el

la

de cómo me has tratado y te

mi padre! -gritó en respuesta Ivanna, con los ojos cargados de fuego-, mientras no se meta con los míos, y

persona dulce que nunca decía palabras malsonantes ni perdía la compostura. Furiosa, Anika abandonó la

que estaban casi pegadas a la pared impresionadas por la escena que acababan de presenciar. Cuando las mujeres se retiraron, se volvió

no debí hacer una

–fue la sorprendente respuesta de Jelena-. Nunca nadie me ha defendido así, siempre me he sentido sola cuando he estado indefensa. Yo hubiese podido patear su trasero escalera abajo,

aunque te siento más como una de mis hijas tal vez porque te terminé de criar. Eres una parte muy importante de mi familia y te prometo que siempre voy

bien y bailar hasta el anochecer -dijo Ivanna-. Voy a hacer pasar a las chicas para

del salón Mikhail la estaba esperando, entraron

Kuznetsov Smirnov -dijo el animador con el micrófono

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