Capítulo 405

Con el tiempo, Sylvia y Violet se sintieron más cómodas la una con la otra y, finalmente, Violet abordó el tema. “Señorita, creo que el Maestro Carter parece un poco distante con usted. ¿Ustedes dos pelearon?

Sylvia se sorprendió por esta pregunta y le preguntó a Violet: "¿No sabes lo que pasó?"

"¿Qué pasó?" Violet preguntó con una mirada en blanco.

Sylvia pareció sorprendida por esto y procedió a explicar: "Él cree que soy el responsable de poner a la señora Carter en este estado".

"¡¿Eh?!" Violet preguntó con los ojos muy abiertos.

Sylvia sintió curiosidad. "¿No has oído a nadie hablar de esto?"

Violet explicó: “Todos dijeron que Madame Carter se puso así porque se cayó accidentalmente. Además, no creo que seas esa clase de mala persona que haría algo así.

Sylvia sonrió y no dijo nada.

De repente recordó lo que Tara le dijo a propósito para provocarla la última vez que se vieron.

Dado que ni siquiera Violet fue informada de los detalles, ¿cómo fue que Tara llegó a saber cómo fue ella quien empujó a Madame Carter colina abajo? ¿Cómo estaba tan segura de acusarla de trabajar con Edmund?

A Sylvia le pareció que Violet sabía lo que sucedió en el resort ese día.

¿Fue Odell quien se lo dijo o ella obtuvo la información de otra persona?

también sabían lo que le pasó a Madam Carter. Aunque Ramona y Tara no se conocían, Ramona era una ávida coleccionista de pinturas y debe tener conexiones con muchos artistas famosos. Era bastante probable que su círculo social se cruzara en un punto u otro

A la mañana siguiente.

cuidar de Madame Carter. Tan pronto como salió de

camisa negra con una mirada desinteresada en su rostro. Su aura

Ella se encogió inconscientemente.

pasar junto a ella para

alivio y luego subió

pijama cómodo y planeó

salió de la ducha, vio a

brazos cruzados frente a él. Sus ojos oscuros se clavaron intensamente en

le escapaba de las piernas contra

entonces cuando de repente se le ocurrió un

él sin que se

le dio una

y luego se puso de puntillas

descendió sobre la

sus grandes y musculosos

instante, se

de una serie de acciones frenéticas, una ola de silencio volvió a reinar en la

en sus brazos. Al notar que estaba a punto de irse, lo inmovilizó con su

pausa y

"Sé que me odias, pero quiero ser más que una herramienta para

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