La Heredera del Poder

Capítulo 3

Las palabras de Yolanda resonaron entre la multitud, no eran ni demasiado fuertes ni demasiado suaves, pero provocaron susurros entre la gente.

¡Clarol-

¿Cómo era posible que en un hospital podrian confundir a los bebés?

Quizás fue alguien que hizo el cambiazo a propósito.

La verdadera madre biológica de Gabriela era una amante sin vergüenza, ¿qué era lo más bajo podría llegar a hacer?

Si hubiera sido otra persona, seguro que ya estaría temblando por lo que Yolanda dijo.

Pero la que estaba frente a Yolanda era Gabriela.

Una jefa que alguna vez había alcanzado la cima del mundo.

Gabriela bajó la mirada por un momento y entonces, con un tono suave, dijo: “Si la señorita Muñoz habla con tanta convicción, debe tener pruebas suficientes para demostrar que esto fue hecho a propósito, ¿cierto? La ley en Torreblanca es justa e imparcial, la red de la justicia es vasta e infalible. Aquí estaré esperando a que la señorita Muñoz venga con las pruebas a demandarme en la corte“.

Yolanda entrecerró los ojos, mirando a la Gabriela frente a ella. De alguna manera, sintió una sensación de nerviosismo. ¡Era Gabriela! ¿Por qué le daba esa sensación de amenaza?

era más

años, incluso si hubiera pruebas, el

sonrió ligeramente, “Sin pruebas, lo que haces se llama especular en el mejor de los casos. Si vamos al caso, en Torreblanca también tenemos algo que se llama delito

sensación

sabía que no podía seguir discutiendo con Gabriela, porque solo la persona más

entrecortada dijo: “Tomaste mi lugar en mi casa durante dieciocho años de la buena vida, mientras yo vivía

sosteniendo la mano de Yolanda, empezó a

su mansión, mientras su hija biológica

en sótanos?

a

también miraban a Yolanda con

“Ambas somos unas victimas, yo no te estoy acusando, solo estoy exponiendo los hechos. Además, ya dije que me iré de inmediato de aqui, de ahora en

a ese tema“.

14.00

agresiva? Solo creo que lo de aquel año es sospechoso. Sé que no quieres dejar mi casa, después de todo has sido la hija de mis padres todos estos años. De ahora en

menor…

mio! ¡hermano Sebas! ¡Tu prometida es demasiado amablel Después de todo esto, jaún quiera perdonar a la falsa hija rica!” Roberto estaba conmovido, nunca había visto

también empezó a elogiar lo amable