Capítulo 31

A los ojos de Rosa y Lucia, Gabriela era considerada una persona Ingenua, una completa tonta. Parecla que Gabriela no se atrevia a contradecir a lo que le declan cann dos personas. No era de extrañar que haya sido manipulada por ellas durante tantos años, sirviendo como una hoja verde durante todo esd tiempo.

Lucía ni siquiera se molestaba en disimular, mostrando un sarcasmo evidente en su mirada. “Gabi, recuerda comprar más maquillaje mañana. Rosita y yo tenemos cosas que hacer, así que nos vamos.”

“Bien,” Gabriela asiente ligeramente.

Observando la retaguardia de Lucía y Rosa, una sonrisa apareció en las comisuras de la boca de Gabriela, teñida con un toque de malicia. Antes, ella nunca hublera creído en la suerte Inesperado. Pero en ese momento, cambió de opinión.

Rosa y Lucía fueron a la mansión Muñoz. Ambas estaban ansiosas por informar sobre la miserable situación de Gabriela a Yolanda.

“Yoli, adivina a quién acabamos de ver afuera con Luci.” Dijo Rosa.

Yolanda levantó la mirada con desinterés y preguntó. “¿Quién?”

*¡A Gabriela! ¿Sabes qué está haciendo esa impostora desvergonzada ahora? ¡Está limpiando en un puesto de comida callejera! ¿No sabes lo patética que se ve ahora!”

Ante esas palabras, Yolanda, que estaba inicialmente desinteresada, de repente mostró interés y una sonrisa burlona se formó en sus labios. “¿En serio?” Preguntó ella.

“SI,

llevaba el uniforme del puesto de comida, jincluso la saludamos! Pero ella

¿sabes qué? Ni siquiera puede compararse contigo, Yoli. Tú eres el fénix en la rama, mientras que ella,

si encontramos un momento para visitarla mañana?”

por la noche?”

la

se levanta temprano para correr. Viste una simple camisa blanca, con sus cabellos oscuros ondeando libremente, y su rostro pálido sin expresión. Corriendo por

el trabajo, Gabriela visitó el mercado y luego regresó a casa para cocinar. Era hábil en la cocina, y Sergio elogió su comida. “Sobrina Gabi, eres increíble. Este arroz con huevo y carne magra

ey

repente y continuó, “Ah, por cierto,

buscándote.”

era?” preguntó Gabriela,

el dueño de FarmaVida.” Dijo

experiencia comprando medicinas la última vez y dijo, “¿Qué dijo?”

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tienes tiempo, vayas a su farmacia hoy

gracias.” Dijo Gabriela.

salir. Primero, compró un teléfono móvil y

pregunta a Álvaro Albarracín, el dueño de la

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