Capítulo 34

Gabriela había perdido a su abuela cuando apenas tenia diez años, una pérdida que, a pesar de su futuro éxito como genio de la tecnología, nunca pudo superar. Aquello se convirtió en el gran pesar de

su vida.

Al acercarse a la ancien Gabriela preguntó con una sonrisa: “Señora, ¿por qué no toma asiento aquí?

¿Le gustaría comer algo?”

La anciana la miró con cierta inquietud y dijo: “Jovencita, yo

En ese momento, Linda salió de adentro con el ceño fruncido y dijo: “Gabi, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué traes a cualquier persona al local? ¡Esto no es un centro de ayuda!”

¿Gabriela se creia la dueña del lugar que podía invitar a una mendiga a comer y beber gratis?

¡Qué sinvergüenza!

Gabriela levantó la mirada con calma y dijo: “No se preocupe, yo pagaré la cuenta.”

¿Pagar la cuenta?

Linda frunció el ceño por un momento, luego rápidamente se dio cuenta.

Gabriela estaba fingiendo.

Quería mostrar su lado amable ayudando a la pobre anciana para atraer a Jorge.

supuesto que

Era demasiado descarado.

ir rápido a decirselo a su hijo, para que no se dejara engañar por

se dirigió

pasó el menú a la anciana y le dijo, “Vea

y gratitud, la anciana dijo: “¿De verdad me

que sí,”

platos y una sopa de langosta. “¿Puedo pedir

una sonrisa. “Por favor, siéntese aquí y en un

Asintió la

regresara

Gabriela, que estaba ocupada trabajando, y su mirada estaba

tan agradable!

bonita y con una voz tan

la boca y

momento.”

se acercó corriendo, “¿Necesita algo más,

y dijo, “Jovencita, ya terminé de comer y ahora tengo sed, ¿podrías traerme un vaso

“Por supuesto.”

trajo un vaso de agua.

anciana eructó y añadió: “Ahora me gustaría

tan atrevida, Gabriela se molestaría, pero

“Está un poco frio,

después de beber su

Gabriela Yllescas, pero puedes llamarme

bien, Gabi, puedes llamarme abuela Zesati.”

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