La Heredera del Poder

Capítulo 45

La abuela Zesati señaló una imagen en el menú y dijo: “Aqui, quiero esto“.

Gabriela echó un vistazo y se dio cuenta de que lo que abuela Zesati quería eran unas cigarras fritas, riendo respondió: “Ah, eso es lo que usted mencionaba!”

En los primeros días del verano en Capital Nube, uno de los platos más apreciados era precisamente las cigarras fritas.

Las cigarras no eran fáciles de capturar, por lo que eran algo caras, costando diez pesos cada una. “¡Quiero diez!” dijo la abuela Zesati.

“Por supuesto.” Gabriela asintió sin ninguna preocupación por el costo.

La abuela Zesati no olvidó agregar: “Niña Gabi, no te olvides de la sopa de langosta“.

“No se preocupe, lo recordaré.” Gabriela sonrió mientras se volteaba, “Espéreme un momentito“.

La abuela Zesati asintió con la cabeza,

Gabriela se dirigió a buscar la comida.

Al ver eso, la hermana Solares preguntó con curiosidad: “Gabi, ¿esa señora mayor es una pariente tuya?”

“No, nos conocimos ayer. Es una señora mayor que está sola, no debe ser fácil para ella.”

Solares continuó diciendo: “¿Y le compras comida sin conocerla? No serás muy ingenua, ¿verdad? ¡Hay muchos estafadores que engañan

como tú!”

palabras de la hermana Solares no eran

tiempos, hay demasiados

engañadas hasta quedar

miráramos hacia otro lado, ¿no se perdería el calor humano en este mundo?” Si aquella anciana de ayer hubiera hecho lo mismo,

Gabi. Que te pida comida es

asintió levemente,

después, Gabriela regresó con la sopa de langosta y las cigarras

casi se le hacia agua la boca: “¡Mi sopa de langosta, mis cigarras fritas!”

de salir del fuego, está caliente.”

“Mmm, claro.”

la calle habia aparcado un lujoso

Gabriela habia sido enorme.

sintió una extraña sensación de

14.06

Gabriela estaba haciendo ese tipo de trabajos humildes,

demasiado nerviosa.

Gabriela, de baja condición, ¿qué podría

embargo, no

anticipación para asegurarse de que Gabriela siempre fuera considerada una

encontrarse con‘ esa persona y evitar el comienzo de todas las tragedias, para hacer de

la anciana con la que Gabriela estaba hablando le pareció familiar, y preguntó: “¿Es esa la vieja señora de la familia Zesati?”