La Heredera del Poder

Capítulo 70

Los comerciantes eran astutos y las mentiras flulan fácilmente de sus bocas.

Sabla que Gabriela era bastante joven y fácil de engañar.

Había que tener en cuenta que, debido al remoto lugar en el que se encontraba, casi nadie venía por aquí, y su negocio ya había perdido cientos de miles de pesos. Ahora estaban desesperados por traspasarlo.

¡Pero la gente de hoy en día era demasiado inteligente para caer en esas trampas!

“Si me perdonas la tasa de traspaso, consideraré alquilarlo,” dijo Gabriela.

¡La anciana sintió que había esperanza!

¡Parecia que el pez había mordido el anzuelo!

“Jovencita, ¡pareces estar bromeando conmigo! Todo en la tienda lo hemos conseguido con esfuerzo, mira lo bonita que es esta decoración. ¡Compramos los mejores materiales! Realmente no podemos reducir los 80,000 pesos de la tasa de traspaso.

Gabriela tampoco era tonta y con una sonrisa respondió: “Señora, yo tampoco me ando con rodeos. Si está dispuesta a traspasar, firmamos el contrato. Si no, buscaré en otro lugar.”

“Entonces busca en otro lugar, dijo la anciana fingiendo indiferencia.

negocios de años, sabía que Gabriela estaba interesada y no se daría por vencida solo por 80,000 dólares,

Habían colgado el cartel de traspaso durante tres meses sin que nadie preguntara. Si

¡y si podian ganar 80,000 dólares extra, por qué

no dijo más y se dio la

tienes! Creo que estamos destinadas a entendernos, asi que hagámoslo como dijiste. Te perdono los 80,000 dólares de la tasa de traspaso, ¡vamos a firmar el contrato! Después de todo, estoy

bien,” asintió Gabriela con

se iluminó, no esperaba que Gabriela aceptara

era una joven bastante inocente, con muy poca experiencia en la vida!

un local tan apartado,

firmado el contrato no hay vuelta atrás,” la

aseguro que no me arrepentiré.”

En ese caso

Gabriela salia de la calle peatonal con el contrato de alquiler

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observaba su figura alejarse, sacudiendo la cabeza con resignación. Una joven

un lugar apartado, que

La familia Zesati.

pasó una receta al mayordomo, “Garcia, ve y compra