Capítulo 238

Los demás venian a hacer su lote.

Ella, en cambio, venía a hacer su venta al por mayor.

Esa vez el jefe habia perdido bastante.

Gabriela giró su mirada hacia el vendedor y le dijo, “Señor, por favor, ¿podría ayudarnos a llevar estas cosas al pie de la montaña? Nosotros le esperaremos allí.”

El vendedor sintió que todo su ser estaba en desorden.

Pero lo más importante en los negocios es mantener la palabra…

Ya que habia prometido algo a Gabriela antes.

En ese momento, incluso si significaba pérdidas, él lo haría.

Tenía que aprender de los errores.

La próxima vez no podrá subestimar a nadie.

Especialmente a las jóvenes guapas.

“Está bien,” asintió el vendedor, “En un momento le diré a mi hijo que lo lleve abajo, jovencita, ¿sabes que hay un pino en la base de la montaña? Le diré a mi hijo que te espere alli. Ah, esto es mi tarjeta, si hay algún problema, puedes llamarme a este número.”

Gabriela tomó la tarjeta y dijo, “Entonces muchas gracias.”

“No hay de qué. Respondió el vendedor.

Un hombre con un abrigo negro se destacaba entre la multitud.

Él simplemente miraba a Gabriela.

Su mirada era como si tuviera la capacidad de penetrar,

Por un momento, extendió su mano para ajustar el sombrero en su cabeza, el amplio ala ocultó sus rasgos.

Observando la escena ante él.

evitar recordar las palabras de su

de la Srta. Yllescas han sido encriptados, no tenemos

Encriptados.

se encriptan los datos de una

solo deja la opción de conocerla a través de lo

ella.

persona

capaz de reconocer unas

parecia que esas etiquetas no encajaban con ella

para mirar,

frunció el ceño

vez fue una ilusión.

Gabriela retiró la mirada, se giró hacia Natasha al lado y dijo, “Hermana Tasha,

levemente.

se dirigieron hacia la base de la montaña.

bajar una montaña,

una hora.

al bajar, después de media hora, solo habían recorrido un

al mismo tiempo.

habilidad para atrapar es

sonrió levemente y dijo, “Claro, pero hermana Tasha, ¿no tienes que estudiar? No olvides que tienes

continuó Natasha, ‘Entonces esperaré a terminar

casa tengo unos materiales de estudio que podrían ayudarte, te los llevaré

regrese.”

“¡Genial! ¡Gracias, Gabi!”

“¡Cuidado!”

mano para agarrar la muñeca del hombre que

Ella era fuerte

pero aún estaba algo inestable y se sentó en los escalones, girándose para

Con ese giro,

se quedaron helados.

“¿Sr. Solos?”

“¿Srta. Yllescas?”

unisono, ambos

su lado

rostro estaba

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