El movimiento me hace encogerme de dolor mientras me palpitan las costillas antes de apretar los dientes para dejar de gritar. Los movimientos rápidos siempre me provocaban dolores agudos y me dificultaban la respiración.

“Lo siento, ¿te dolió?” Él pide. Niego con la cabeza.

“No mientas. ¿Por qué mientes sobre tener dolor? pregunta mientras comienza a desenredar las vendas. Sin saber si responder, me quedé en silencio. Dobber siempre te mete en problemas.

“¿Te hice una pregunta?” dice, tocando el costado de mi pierna y haciéndome saltar y soltar una respuesta.

“Sra. Daley duplicaría nuestros castigos si hiciéramos ruido —murmuro, recordando la primera vez que grité. Tenía once años la primera vez que me azotó. Tres latigazos se convirtieron en seis. Después de algunas veces, aprendimos rápidamente a no hacer ruido. Siempre era peor si lo hacíamos.

“¿Es por eso que tienes tantas cicatrices?” él pide.

“No, aprendimos a guardar silencio. No importaba lo bien que hiciéramos nuestras tareas, la Sra. Daley siempre encontraría algo por lo que castigarnos”.

Aprieto los dientes mientras la presión desaparece cuando los vendajes bajan hasta la última capa.

“¿Qué te pasó en las costillas y en la espalda?” pregunta, sus dedos rozando mis costillas, y me encogí antes de apretar los dientes, un gemido ahogado sale de mis labios cuando presiona el peor.

—No tienes que estar callada, Ivy. No te castigaré por sentir dolor. Tendrías que hacer algo bastante extremo para que yo quiera castigarte —murmura.

“¿Puedes levantar los brazos por encima de la cabeza?” pregunta, y trato de levantar ambos brazos, el izquierdo tirando de mi costado haciéndome temblar.

“Eso es suficiente; este lado parece que lo has roto. ¿Cómo hiciste eso?” él pide.

—Se cayó por las escaleras, señor —le digo—.

“¿Cuando?”

día que

trabajando durante dos días con

haber dicho algo, Ivy. No se puede esperar que trabajes así si tienes

bien; Todavía puedo

quedarás aquí conmigo, así que sé que

necesario; Todavía puedo

conmigo”, dice King Kyson antes de agarrar un frasco de ungüento y frotarlo en los cortes. Me quedé quieta mientras él limpiaba las marcas que marcaban mi piel, mi rostro se calentaba cuanto más me tocaba. Me sentí mal y avergonzado de

sensación de su piel sobre la mía se sentía extrañamente cálida, mi piel hormigueaba cada vez que tocaba. Se

una camisa negra del cajón, vuelve a subirse

 deja que tome un poco de aire —dice antes de que sienta sus dedos pellizcando mi sostén, soltando los ganchos. Grito, cubriéndome antes

pongo rígida ante su cercanía, sintiendo el calor irradiando de su pecho y filtrándose en mi espalda. Su nariz roza mi hombro hasta la parte posterior de mi oreja, su mano en mi estómago me acerca

y sorbo en un suspiro. De repente se aclara la garganta, apartando

fue mi

que olía bien, la mayoría de los pícaros huelen horrible a los lobos de manada, una vez más,

“Kyson”, murmura.

“Perdón, señor”

dice detrás de mí. Niego

deslizar los tirantes de mi sostén por

costados de mi trasero, haciéndome temblar. Era la camisa negra que

con una risa

mi cola de caballo antes de quitarme suavemente la liga del cabello. Mi cabello cae

no lo

“¿Dijo que?”

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

Comments ()

0/255