Punto de vista de hiedra
Abbie nunca regresó y me desperté con frío y tiritando. Sin embargo, sabía que no hacía frío en la habitación y que estaba envuelto bajo las sábanas. Así que me preguntaba por qué estaba despierto a una hora tan espantosa y helado. Tirando las mantas hacia atrás, me levanté.
Todavía estaba oscuro afuera, y me preguntaba por qué Abbie no había regresado. Decidido a ver si se quedaba dormida en las habitaciones del servicio de abajo, me estiré y bostecé; Me froté los brazos, tratando de calentarlos, y agarré la manija de la puerta solo cuando la giré, el peso estaba en contra y voló hacia mí. Salté hacia atrás para ver al Rey repentinamente tirado en el suelo. Sus ojos se abrieron de golpe, y gruñó, tambaleándose hacia adelante antes de congelarse cuando se giró y me vio.
Retrocedí un paso, preguntándome por qué estaba apoyado contra la puerta o por qué estaba aquí abajo en primer lugar. ¿Estaba aquí buscando a Abbie? Y si lo era, ¿para qué? Mi estómago se hundió con las posibilidades, y antes de que pudiera detenerlo, un gemido se escapó de mis labios. El Rey se puso de pie abruptamente y se pasó la mano por la cara antes de mirar hacia el pasillo y volver a mirarme.
¿Has visto a Damián? gruñó, apartando la mirada de mí otra vez. Fruncí el ceño y señalé la puerta frente a la de Abbie. Lo miró y asintió, caminando hacia él.
solté, y él se detuvo cuando fue a agarrar la manija de la puerta de Damian. No respondió por un segundo, y salí
en este extremo del castillo. Quédate de tu lado”, dijo el Rey antes de girar la manija de
a Abbie”, le dije, girándome para regresar a mi habitación. En
lo echó sobre los hombros y tiró de él para cerrarlo. Solo lo miré y él asintió antes de dar un paso
habitación,” dijo, despidiendome. Sin saber qué decir sobre su extraño comportamiento, giré sobre mis talones y me fui. Revisé la habitación de los sirvientes pero no pude encontrar a Abbie. Tampoco había rastro de ella en los baños. Incluso le pregunté a algunos guardias, pero negaron con la cabeza,
pedirles que me lo encendieran porque no estaba teniendo suerte para que se enganchara en la madera. Saliendo de
en tu habitación? ¿Estabas tratando de irte? gruñó, y sus ojos parpadearon negros. Jadeé y di un paso atrás mientras negaba con la cabeza, preguntándome por qué estaba
pidió que me fuera con él. Solo necesito
yendo?” ella asintió con tristeza. “Sí, en unos días, pero tenía un plan. ¿Ven conmigo?” preguntó, agarrando mis
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