abbie punto de vista

Mi mente todavía daba vueltas con el hecho de que Gannon había conducido todo el camino hasta aquí. Como lo había extrañado, pero sabía que estaba mal tener sentimientos por otro cuando tenías pareja, traición. El peor tipo de traición a la diosa de la luna al rechazar el regalo que nos había otorgado al darnos a nuestros compañeros.

Honestamente, nunca me creí digno de un compañero, alguien que me amara incondicionalmente, hasta que conocí a Kade. Lo extrañaba y me preguntaba si le dolía tanto como a mí cuando estábamos separados. Sin embargo, por alguna razón, mientras desempacaba las compras que Gannon había traído y las dejaba en mi puerta.

No podía quitarme la sonrisa tonta de la cara mientras logo masticaba una de las nubes de fresa; siempre me estaba dando dulces en el castillo. El hecho de que recordara que estos eran mis favoritos me hizo sonreír como un idiota antes de que me invadiera la culpa de que no debería estar pensando en Gannon, así que me regañé por mis pensamientos imprudentes.

 Kade traía un par de bolsas cada pocos días, pero nada como esto. Siempre estaba racionando todo, e incluso entonces, todavía no era suficiente para durar antes de que regresara. Habían pasado días desde la última vez que lo vi, y nunca se quedó mucho tiempo, solo unos minutos antes de decir que

camisa, además de la ropa que llegué aquí. Que actualmente estamos en el tendedero, tener que lavarlos todos los días a mano en el fregadero se estaba convirtiendo en una

y el sol me agotaron más rápido. Estando confinado aquí, descubrí que pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo. El hambre siempre cedía cuando no estaba despierta para soportarlo, lo mismo con el vínculo. Su añoranza y

a la empacadora. Kade me había contado todo al respecto y me dijo

 

en el tendedero y los colgué del otro lado. Media hora más y seguramente estarían secos, y podría plancharlos para mañana. Al volver adentro, me detengo cuando escucho el sonido de los neumáticos sobre la grava, y mi corazón salta de emoción, esperando que sea Kade. Cuando

sus ojos y se veía de clase alta. Todo en ella gritaba dinero. Caminó hacia la parte delantera del coche, sus botas negras hasta la rodilla crujían sobre la grava mientras se apoyaba en el capó. Llevaba una camisola blanca y jeans azules. Sus labios manchados de rojo

y la saludé con la mano, preguntándome si era miembro de la manada y si debería saludarla, pero Kade me dijo

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