La Novia Equivocada Novela de Day Torres

LA NOVIA EQUIVOCADA By Day Torres CAPÍTULO 67

CAPÍTULO 67. Métame en ese cuarto con ella.

Sophi echó a correr hacia las estrellas... Solo era media calle... solo media calle...!

Pero media calle para una niña de ocho años, con un niño en brazos, era mucho.

–¿Sophia! –oyó gritar a su madre con una rabia que estaba a punto de explotar aún más, pero ni siquiera volteó la cabeza, solo siguió corriendo, corriendo, diciéndose que faltaba poco.

La sangre latía en sus oídos por el esfuerzo, pero no se detuvo.

podía escuchar el sonido de los zapatos de Marilyn acercándose, pero no se detuvo.

– ¡Párate mocosa inútil! –gritó Marilyn agarrándola de la capucha de la cazadora y del tirón a Sophia se le cayó el niño de los brazos.

–¡Corre, James, corre! – gritó mientras pateaba a Marilyn con todas sus fuerzas –. ¡Corre mono!

Pero James era demasiado pequeño para entender, así que solo se quedó ahí paradito, llorando, mientras Sophia trataba de empujar a su madre para mantenerla alejada de él. Sin embargo era imposible, porque la mujer era más fuerte que ella, y cuando se dio cuenta de que era imposible, apretó los pequeños puños a cada lado de su cuerpo y gritó.

Un chillido largo, sonoro, violento, se escapó de su pecho mientras rezaba para que alguien la escuchara, y Marilyn se giró hacia ella tratando de tapar su boca.

–¡Cállate, niña, cállate! – le grito, pero Sophia mordió su mano con fuerza y corrió hacia James mientras gritaba de nuevo.

La mano de Marilyn volvió a detenerla, pero cuando miró al fondo de la calle, vio que dos hombre se habían detenido allí, uno era un chico joven como de trece o catorce años, y el otro era un hombre grande, barbudo y con chaqueta de motociclista y un enorme perro enojado en el frente de su camiseta negra. Los dos traían las caras pintadas con los colores de los Patriots, con la estrella blanca pintada sobre la mejilla.

– Auxilio! –gritó Sophia con todas sus fuerzas+. ¡Corre, mono, corre! ¡Auxilio! –¡Oiga, párese! –gritó el hombre alto mientras el chico salía corriendo.

Marilyn se puso lívida pero después enrojeció de la rabia.

–¡No se meta en esto que no es problema suyo. ¡Lárguese! — largó Marilyn con impotencia mientras sacudía a Sophia – Solo son mis hijos malcriados!

–¡No es cierto! ¡No es cierto!... ¡Yo soy la Ballenita! ¡Yo soy la niña de Rex! ¡Ayuda! ¡Yo soy la niña de Rex! –gritó Sophia con todas sus fuerzas y el hombre echó a correr hacia ellos.

Marilyn trató de adelantarse para llegar a James, pero aquel hombre enorme levantó al bebé en brazos.

–¡Suelte a la niña! –demandó con voz ronca.

y larguese! —

pero en pocos segundos

1.5

de más de una

–gritó el hombre con voz potente y toda aquella gente

bruja! –gritó Sophia pateando a Marilyn violentamente, hasta que la mujer no

tenía a su hermanito. Sophia tendió sus brazos con expresión determinada. –¡Mono... mono! El hombre le entregó a James y luego los levantó en brazos a

al muchacho y Marilyn dejó escapar un grito de impotencia

el coche y

giró hacia el chico

a los chicos que encuentren

usar tu moto, papa?

piecito, que mi moto te aplastaría –se rio el hombre y

– respondió la niña abrazando más a su hermano–. Nuestros papás son Amelie Wilde

sus

pocos minutos, e inmediatamente identificaron a los niños como James y Sophia King. En segundos había cámaras, periodistas y gritos de victoria por todos lados. Pero si la policía creía que podía llevarse a los niños, estaban muy equivocados, porque Sophia se prendió del cuello de aquel gigante y dijo que no

a cargo del caso recibía una llamada y corría hacia el

televisor más cercano. En la pantalla apareció la

amor...! ¡Nuestros hijos están bien! ––susurró

qué pasó? – preguntó el abuelo. – Dijeron que estaban en un callejón. La niña estaba peleando con Marilyn Pax y el bebé junto a ellas, Sophia pidió ayuda, y

la escena la identificó positivamente como la secuestradora de los niños, nos dio los datos del coche en el que se mueve, ya lo estamos rastreando – dijo el

abrazaron mientras veían la pantalla de

motociclistas que encabezaban aquel improvisado desfile a paso de tortuga, con sus pequeños cascos negros y unas playeras de los Street

del perro insignia y Sophia saludaba a todos

aquella noticia, que iba en camino a convertirse en uno de los momentos más recordados de la historia de la ciudad. Meli, Nathan y toda su

procesión de miles de personas llegaban a su calle y Nathan y Meli

Sophia en cuanto puso los pies en

se arrodilló frente a ella y la abrazó mientras Nathan recibía a James, que parecía

¿Estás bien? ¡Mírame! ¿Estás bien?––preguntó Meli mirando a los

a mi hermanito y lo traje! –exclamó la niña y Nathan se agachó

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