JUEGOS DE SEDUCCIÓN. CAPÍTULO 28. Tu padre soy yo Sophi retrocedió dos pasos mientras cerraba los ojos, luego simplemente se dio la vuelta y buscó la puerta más cercana. No podía creer lo que aquel hombre estaba diciendo y las manos le temblaban tanto que si se quedaba en medio de aquella música y aquellas luces estaba segura de que empezaría a convulsionar. 

Salió a uno de los callejones traseros y apoyó las manos en las rodillas mientras intentaba respirar, pero se dio la vuelta bruscamente cuando sintió a Edgar Hudson salir tras ella. 

–¡Lárguese de aquí! ¡Déjeme sola! 

–Sophia... tienes que escucharme… – El hombre trató de llegar a ella pero Sophi puso un dedo acusador entre los dos. 

–¡No, no tengo nada que escucharte! ¡No quiero oír nada de lo que tengas que decir, porque no hay ser humano que haya conocido a Marilyn Pax que pueda llamarla “hermosa“! ¡Era una maldit@ arpía sin corazón, y si tú la llamas así es porque debes ser exactamente como ella! 

 

Se giró para marcharse pero las palabras de Hudson la detuvieron. 

-¡Tu padre soy yo! Sophia se quedó petrificada mientras los ojos se le llenaban de lágrimas, pero en el siguiente segundo sintió el primer espasmo en el estómago, se dobló por la cintura contra la pared más cercana y devolvió todo el contenido de su estómago. 

–Sabes que es muy fácil de comprobar –dijo Edgar con frialdad—. Bastaría una prueba de ADN para... 

–¿¡Para qué!? –grito Sophi con rabia—. ¿Para que arruines mi boda, mi vida, a mi familia? ¿ Para qué quiero comprobarlo? 

–¡Porque es la verdad! 

–¡No, no lo es! ¡Nathan King es mi padre, y eso jamás va a cambiar! –gruñó ella mientras retrocedía. 

– ¡Sophia, tienes que escucharme! ¡Tú eres mi hija! –exclamó Edgar tomándola por los hombros—. jEres mi hija de y Marilyn, esò es algo importante para mí! 

–¡Suéltame! –gritó Sophi rompiendo en llanto. 

–¡Me acerqué para conocerte, no tenía intención de decirte la verdad de esta forma pero no me diste otra opción y...! 

– ¡Suéltala! –rugió una voz ronca y honda detrás de ellos y Connan se acercó de prisa, arrebatándole a Sophi de las manos a Edgar y poniéndola detrás de él—. ¡Tienes tres segundos para largarte de aqui! – siseo y Hudson lo miró mal, pero Connan era un hombre grande y estaba enojado. 

–Volveremos a hablar, Sophia –murmuro mientras se iba y Connan se dio la vuelta hacia la muchacha, rodeándola con sus brazos. 

Meli salía apresurada por la puerta del callejón y miraba espantada cómo su hija lloraba desconsolada.

increpó abrazándola pero él negó porque realmente no sabía—. ¡Sophi, Sophi mírame! ¿Qué

dijo... que mi papá no es mi papá... y que mi padre es él...! – sollozó Sophia y Meli abrió mucho los ojos, espantada. Se giró hacia Connan y apretó los labios antes

a su hija, Sophia tenía el rostro bañado en lágrimas, pero tenía el ceño fruncido

Rex...? ¿Qué tiene Rex que ver con esto...? —murmuro nerviosa y Meli pasó

llevársela de allí. En cuestión de minutos se daba por terminada la despedida de soltera, y mientras Connan subía a Sophia al auto en medio de mil protestas, Meli alcanzó el teléfono con

“¿Qué pasó?” 

Durante un largo instante no se escuchó nada y luego el ex futbolista solo dijo tres palabras. “Voy para allá“.

colgó aquella llamada y sintió que el mundo se le caía encima. Durante años él y Meli habían esperado que algo como eso se desatara, que alguien tratara de quitarles a Sophia, pero en el mismo momento en que ella había cumplido los dieciocho años aquel temor había pasado. Los dos sabían que la biologia no significaba nada para Nathan ni para Sophia, tal como no significaba nada para Sophia y para ella. Meli era su madre y Sophi era su hija y eso jamás cambiaría. Sin embargo no podía negar que era un golpe que

mismo instante la despedida de soltero y condujo hacia la casa con el

llegó, Sophi estaba descalza, despeinada y con el maquillaje corrido de llorar, sin que nada de eso le importara. Rex se detuvo frente a ella, pero no se atrevió a

de dieciocho años, cuando Meli le había dicho que Marilyn estaba amenazando con quitarles a la niña –Lo arreglaremos

él y le había entregado aquel sobre con los resultados de la prueba de paternidad entre Nathan y Sophi, sin que

–Arréglalo. 

– Considéralo hecho. 

durante años, pero tarde o temprano no hay verdad que no salga

con suavidad mientras veía cómo el rostro de Sophia

Sophia se agarró del respaldo del sofá y terminó sentándose en él porque las piernas le fallaban. – Pero... ¿por qué? ¿Por qué no me dijiste nada? – susurró ella llorando. Todos estos años creí que

intentando calmar los latidos de su corazón. Se sentía mal, muy mal por todos los años en los que había mentido a Sophi, y no sabía si

yo te protegimos porque te queríamos. No queríamos que Marilyn tuviera poder para apartarte de nosotros –respondió él—. Nos amenazó con hacer que te llevaran de nuestro lado y cuando... cuando las

madre. – ¿Cómo pudiste hacer algo así?–murmuró y los ojos de Meli se

que el papá que adorabas no era tu papá. –Meli se sentó junto a ella y tomó su mano–. La gente cree que solo por tener dinero todo está bien, tú naciste en una cuna de oro, mi niña, pero tuviste una infancia muy

la miró con tristeza, sin saber

mejor que cuando tenías nueve años. Sé que es difícil de entender y perdonar, pero por favor, tienes que saber que solo quisimos protegerte. Tú siempre has sido lo primero para nosotros. Sophi miró a Rex conmocionada, sintiéndose abrumada por todo lo

y herida por esa mentira. Pero en el fondo, sabía que sólo habían hecho lo que creían

sabe? —preguntó.

supone que voy a decirle esto? –exclamó ella, desolada–¿¡Cómo le voy a decir a mi papá que no es mi papá el mismo día que se

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