CAPITULO 77. ¡Prefiero morir antes que volver a la cárcel! Meli sentía que su corazón se saldría de su pecho. Nathan estaba en peligro, en peligro de muerte, solo por la locura y la maldad de gente como Marilyn y sus tíos que eran capaces de hacer cualquier cosa por dinero. : 

Se acercó al borde de aquel puente y miró abajo. El agua corría feroz y ella solo podía pensar en Nathan. Sus ojos se llenaron lágrimas cuando se dio cuenta que era muy probable que jamás se volvieran a ver, porque por más que había planeado la forma de hacer caer al Gobernador Bharon, jamás se había imaginado que Marilyn pudiera amenazarlo de aquella manera. 

El río pasaba más allá y el agua corría con rapidez, pero ella lo vio distinto. Las imágenes de la ciudad se le aparecían como si fuera la primera vez que las veía. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas y la pregunta que le martirizaba no tenía respuesta: ¿Volvería a ver a Nathan aunque sólo fuera una vez más? 

–¡No hay mucho que pensar, zorra! ¿O sí? — le gruñó Marilyn–.¿No te has cansado de decir lo mucho que lo adoras!? ¿¡No le juraste amor eterno el día que te casaste con él!? 

Meli la miró mientras apretaba los puños y el corazón se le rompía en pedazos. 

 

–¿Qué me garantiza que si yo me muero, vas a dejar ir a Nathan? – preguntó, pero era solo un intento por encontrar la respuesta correcta a aquella situación. 

– Nada, desgraciada. Solo mi palabra. 

–Yo no confío en ti, mucho menos en tu palabra ––siseó Meli con rabia. 

– ¡Pues no estás en posición de pedir garantías, zorra! –vociferó Marilyn perdiendo la paciencia–. ¡Acaba de saltar de una m*****a vez o te juro que lo van a matar ahora mismo! 

Meli apretó los labios mientras su cuerpo dejaba de temblar. Jamás en su vida había tenido que tomar una decisión tan difícil, y probablemente nadie conseguiría entenderlo por más que lo explicara, pero se dio la vuelta y se alejó de aquella baranda con tres pasos seguros. 

– No – sentenció–. No voy a saltar. 

Los ojos de Marilyn se abrieron desmesuradamente. 

–¿¡Cómo que no!? –gritó furiosa – 12 Cuál es la parte que no entiendes de que lo mataré?! i Lo voy a matar...! 

–Está bien –respondió Meli–. Pero yo todavía voy a pelear... –¡Eres una cochina mentirosa! ¡No lo amas nada...! – ladró Marilyn y Meli sonrió con tristeza. 

–Sí lo amo... pero amo más a mis hijos y no los dejaré sin madre y sin padre en un solo día — sollozó con fiereza–. Amo a Nathan con todo mi corazón, envejeceré pensando en él, esperando el momento de encontrarlo de nuevo, pero no moriré por él cuando debo vivir por mis hijos. ¡Por nuestros hijos! Marilyn hizo un gesto de rabia, porque en ningún momento había esperado que Meli se resistiera de aquella manera, pero de formas no le importaba. 

-¡Pues de todas formas vas a morirte! —gritó—. ¡Aquiles, échala por el puente! Su tío caminó hacia ella y Meli retrocedió lentamente por la carretera. 

que te vas a ir conmigo – le advirtió Meli –. No estoy dispuesta a

mientras daba un paso hacia ella. –¿Ah, no? –repitió Meli con

el gobernador se encargará de eso! ¡Ya lo ha hecho un montón de veces! i

la agarró por los brazos y Meli sintió como sus dedos se clavaban en su piel. Intentó zafarse, pero era inútil. Él era mucho más fuerte que ella. Marilyn observaba la escena con una sonrisa malvada en

intentó gritar, pero Aquiles le tapó la boca con una mano y la arrastró

acordar de ti, nadie se va a preocupar por ti! ¡Como siempre debió ser! – siseo Aquiles con un acento malvado, pero en ese mismo

Aquiles con todas sus fuerzas y lo alejó de ella ¡Nadie los va a olvidar, porque ahora mismo, en este mismo instante... hay más de cuatrocientos millones de personas viéndoles las maldit @s caras! –gruñó señalando

dos lados del puente, cortándoles cualquier

hagan daño! –gritó— ¡Diles que no le hagan daño a Nathan o la

hacer eso, Marilyn sacó su teléfono y lo estrelló

¡Nunca! ¡Prefiero verlo muerto,

de policía, camionetas y patrullas derraparon cerca de ellos. Las puertas se abrieron y los oficiales del FBI salieron, apuntando sus pistolas contra ellos. –¡Marilyn Pax! ¡Baje su arma! ¡Baje su arma de inmediato! –gritó el agente Alcott. –¡Al suelo! ¡Manos a la cabeza!

– gritó, girando la pistola hacia Meli— ¡Nunca me rendiré! –¡No hagas una estupidez, Marilyn! ¡No hay salida, para esto! – le grito Meli con fuerza. Estás rodeada, ya le confesaste tus crímenes a todo el mundo. La única forma de salir de

que volver a la cárcel! –gritó Marilyn

la cabeza. El sonido de los disparos retumbó en sus oídos mientras observaba cómo sobre ella destellaba el fogonazo de las armas. Marilyn le había disparado y en ese mismo momento la policía había respondido al fuego. La mujer fue abatida por los agentes del FBI antes de que pudiera dar un paso, y justo así fue como la mayor amenaza para los hijos de Nathan y Amelie King desaparecía para siempre, en

corriendo a ella y trató de mantenerla

todo va a estar bien –dijo el hombre–. Los paramédicos

–susurró Meli, sentía que casi no

sobre ella, con cuidado le quitaron la chaqueta y le abrieron la blusa,

¿sí? Vamos a sacarlo

gritó cuando le sacaron el chaleco. Estaba viva pero le dolía como el demonio, y sus manos

privacidad

costilla rota, pero nada más serio que eso,

porque tengo que salir de aquí –sentenció

– Pero señora... 

¡Pero nada! ¡Tengo que salir de aquí! ¡Llamen al agente Alcott! ¡Agente! – Meli estaba desesperada y no pudo evitar los sollozos por más que le doliera

y pocos minutos después regresaba con el agente a cargo

la transmisión en vivo, en cuanto escuchamos que

celda hasta que yo mismo

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