JUEGOS DE SEDUCCIÓN. CAPÍTULO 23. No olvides quién está amarrando a quién Rex estaba nervioso, era inútil negarlo. Sophia dormía a su lado, acurrucada contra un costado de su cuerpo mientras él miraba al techo con una mano bajo la nuca. Ni siquiera podia empezar a describir lo agradable que era sentir su calor contra él. Era pequeña y era suya, y no podia imaginar nada mejor que eso. 

Sin embargo aquellas palabras de Sophia, por segunda vez en menos de un mes, le daban vueltas en la cabeza. ¿Sabía la mujer en la que él mismo la había convertido? 

Le daban ganas de abofetearse por eso, pero la verdad era que lo único que podia hacer era amarla, y amarla todavía más por todos esos años que había perdido con ella. Cerró los ojos y trató de dormir, y la luz del día siguiente no fue lo que lo hizo despertar, sino el golpe seco de un cuerpo contra la alfombra. -¡Ay! 

– Sophia! Rex se levantó de golpe y gates hasta el borde de la cama para verla ahí abajo. Sophi se levantó sobre los codos, viendo aquel cordón atado a su pie, y luego se dejó caer de nuevo sobre la alfombra, riendo. Lo vio asomarse por el borde de la cama y se quedaron mirándose por un largo minuto. 

-Creí que valía la pena honrar las tradiciones –murmuró Rex. –Vale la pena -susurro ella y Rex tiró de su mano para subirla de nuevo a la cama. La hizo envolver las piernas alrededor de sus caderas, sentándola frente a él, y le apartó el cabello de la cara con suavidad-. No voy a escaparme -dijo Sophiy él asintió. 

-Lo sé, solo estoy intentando descubrir por qué diablos no saldrías corriendo respondió con seriedad-. Lo siento, Sophi, por todo lo que te hice, por… alejarte como lo hice. Una parte de mí todavia intenta justificarse, y la otra sabe que te lastimé tanto que no podré perdonarme nunca. 

Apoyó su frente sobre la de ella y respiró profundamente. 

-Te amo. Pero si te soy honesto jamás he dejado de pensar que no soy lo suficientemente bueno para ti. Digo…imírate! ¡Eres una pequena diosa! Incluso sin importar lo que te hice, te has convertido en la mujer más increíble del mundo y yo… ¡Bueno, yo soy esto! -exclamo señalándose-. Desde que era un adolescente las chicas no me vieron como otra cosa que una maquinita de follar. La única mujer que jamás me miró así fue tu madre y por eso es mi mejor amiga. 

Sophi asintió despacio mientras lo veía intentar encontrar las palabras correctas, como si fuera un nino al que le costara expresar sentimientos que ni reconocía. 

– ¿Y entonces? 

–¡No lo sé, Sophi! ¡Tú siempre fuiste la nina de mis ojos, desde que eras una enana de siete anos! ¡Y siempre me has visto siento esto! — exclamó Rex con ansiedad -. Cuando me dijiste que yo te gustaba… No quería que tú también me vieras de esa manera, exactamente igual de todas las demás. 

-¡Eres un imbécil! – le gruñó Sophia. 

-¡Ya lo sé! 

-¡No, no lo sabes, eres un imbécil en serio! ¡Porque si me hubieras escuchado en vez de ponerte todo histérico te habrías dado cuenta de que esa no era la forma en que yo te quería! i Maldición a los dieciséis ni siquiera estaba pensando en ti de esa forma! ¡Verte desnudo era la última maldit@ carta de mi baraja y tú lo echaste todo a perder! 

Rex cerró los ojos y apretó los labios porque sabia que ella tenía razón. 

-De verdad lo lamento. Tienes razón. Quise creer que solo era un capricho y que se te iba a pasar – murinuró. 

-Si, bueno, no se me pasó – rezongó ella con frustración. 

-A mí tampoco se me va a pasar esto así que supongo que es mejor que nos digamos las cosas como son -sentenció Rex-.Te amo, Sophi. Siempre te quise pero estar enamorado… no tenía ni una mladit@ idea de lo que era eso y sabes que no estoy mintiendo. Siempre he sido un inujeriego, y jamás creí que eso cambiaría, pero después de estar contigo no he estado con nadie más, te lo juro. 

qué llevé a esa chica, a… este… -Rex

como se llama, ¿verdad?

negó encogiéndose de

le dijo mirándola fijamente a los ojos-. Lo siento mucho, ballenita, sé que te lastimé, sé que yo fui el cabrón que rompió tu corazón y que si eres así es por mi culpa. Ahora más que nunca siento no te merezco, solo que ahora

quiere decir? ¿Que vas a dejar de ser un mujeriego? ¿Y no vas a querer sexo de una noche? – preguntó ella.

solo que quiero que todas esas noches sean

labios en un beso cálido y dulce-.Y teniendo en cuenta el suegro

se echó sobre ella en la cama mientras se besaban. Rex volvió a hacerle el amor, esta vez despacio… hasta

casilas doce del mediodía cuando él escuchó

Creo que es hora de regresar y enfrentar la realidad, ballenita –dijo levantándose

fue la primera vez

-Rex ¿dónde estamos? 

donde tu padre le pidió matrimonio a tu madre. Es mía, la compré hace años al llegar a Boston. ¡Y antes de que me preguntes cuántas han pasado por aquí diré honestamente: ninguna! -la atajó Rex-. Primero porque declaré que

– lo animó Sophia.

lugar secreto donde esconderme cuando las chicas se ponias acosadoras – murmuró Rex rascándose la nuca y

para que pudiera cambiarse. -Bueno, hora de enfrentar a las fieras -dijo Rex intentando armarse de valor-. El barco va a atracar en el puerto en dos horas para que podamos subir. Por alguna razón tu padre alargó el viaje de tres días a una semana y creo que es porque planea torturarme todo ese tiempo, en alta mar, donde no me escuche gritar nadie. Sophia le puso los ojos

me estaba asustando! -rio Connan dejándola en el suelo de nuevo, y cuando Sophi se giró hacia Rex lo

esto, Sophia!? – siseó Rex entre dientes-. ¿Por qué vinimos a buscar al grenas? -Bueno… a esto quería llegar, el greñas es mi amigo desde

y Rex tosió de la impresión. ¡Vesubio desactivado en tres, dos, uno! 5 ¿Aquello que significaba? ¿El greñas era gay? ¿Entonces todo ese tiempo..? –Déjame ver si entiendo. ¿Te aliaste con el Schwarzenegger pirata este para darme celos? – le

Necesitaba ayuda – se justificó ella encogiéndose de hombros, pero en vez de estallar de nuevo Rex asintió con una

Estás castigada -dijo en su oído y a Sophi se le escapó una risita pícara porque si de algo no planeaba quejarse era de los castigos de Rex. Los tres se subieron al

a Nathan de pie en la popa del barco.

pantalones negros!

-¿Para qué? 

valor -respondió él, pero finalmente tomo

a gritar, Nathan la detuvo. Sophi jamás lo había visto tan serio en toda

esto? – preguntó con tono neutro.

sabes que sí – respondió Rex.

me dijiste que tú también habías criado a mis hijos, así que sé que sabes lo que significan para mí. Ahora te estás llevando a Sophi, así que sé que también sabes que el día que vuelva a ver llorar a mi hija te voy a perseguir con una escopeta como

Rex con firmneza.

mejor amigo… pero aquí entre nosotros tengo que decirtelo, eres un atrofiado emocional. ¿Cómo pudiste no darte cuenta de lo que estaba pasando? La niña te dio tres vueltas, te arrastró

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