ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 29. No te molestes en regresar

Nahia sintió que estaba dejando ir un pedacito de su alma cuando Aaron se despidió de ella.

-Pórtate todo lo bien que puedas -le sonrió él, ya en la puerta, mientras tomaba sus labios con un beso

suave.

-¿Estás asumiendo que me voy a portar mal?

-Por supuesto, pero eres una chica grande y sé que vas a cuidarte y a mantenerte segura ¿verdad? -Si, mi general–sonrió ella colgándose de su cuello, no quería dejarlo ir, pero no le quedaba otra opción. Aaron iba a viajar a donde el detective de James le había dicho que se había marchado Martin. Él tenía sus propias formas de investigar, y la verdad era que si el reconocimiento facial hubiera funcionado, solo habria mandado a Caleb a rastrearlo, pero por desgracia entre la paliza que le había dado James y la que luego le había dado Maddi, habían dejado al tipo medio irreconocible, así que no había otra forma de comprobar dónde estaba más que hacerlo fisicamente.

Después de que Aaron se marchó, Nahia miró aquel departamento vacío con un suspiro. Se sentía horrible estar sin él, así que nadie tenía que decirle que estaba enamorada hasta los huesos. Los siguientes días fueron de exámenes finales así que la muchacha se mantuvo bien ocupada. A veces almorzaba con algunos amigos en la universidad, pero apenas terminaba regresaba a casa. Hablaba con Aaron cada noche, a él le gustaba contarle cómo iba la investigación y ella se moría de envidia por no poder estar con él recorriendo el resto de aquella isla.

Por fin los exámenes terminaron y Nahia se fue a celebrarlo con la familia. Con la apertura de la escuela siempre había mucho trabajo que hacer, así que se quedó con James y con sus padres.

Eso, por supuesto, fue un descanso para los ojos del vigilante encubierto que Aaron había dejado para ella y Caleb enseguida llamó a su hermano.

-¡Listo! ¡Está en casita con mami papi y los hermanitos! ¡Y yo estoy en Londres solo una noche de sábado! ¡Por favor dime que puedo ir a relajarme! -suplicó y Aaron rio porque Caleb era más impaciente que un adolescente hormonal.

-¿La dejaste en su departamento o en la escuela?

En la escuela -dijo Caleb.

-Está bien, Sibar se encarga de la seguridad ahí, y confío plenamente en él. Puedes salir a relajarte, hermanito–consintió Aaron.

Lo que menos se imaginaba, era que Caleb no era el único que necesitaba relajación.

-¡Pues ustedes se quedan y yo me voy! -rezongó James agarrando su chaqueta-. Es sábado, la noche es joven…

-Pero tú no–se burló Maddi.

lo cual es muy lindo pero te juro que

a reír,

costumbres solo jugaban en su contra. Los King se dirigieron al mejor antro de la ciudad porque estaban acostumbrados

dirigieron al segundo piso pero ni siquiera habían llegado

que James había pedido, cuando Nahia se quedó paralizada, porque una figura conocida se abrazaba a otra muchacha

como si el mundo se estuviera acabando en ese instante en uno de los reservados más exclusivos del antro!

de shock. Era él, con una barba de dos semanas, pero era él. Con aquella rubia sobre su regazo…

dirigirse hacia ellos, pero Maddi fue la primera

Nahia apretó

yo voy y la busco!

contar con que mañana saldrá

cerró los ojos con frustración, no quería creerlo, pero parecía que no había muchas

el número de Aaron, que no

¿cómo estás? -le preguntó él

sin saludar

un silencio

lo dije ayer -murmuró Aaron sin entender el motivo de la pregunta y ella apretó los dientes-. Creo que estoy cerca de dar con la pista de Martin, quizás el

pero la voz no le tembló ni un

bueno… sobre eso… no te molestes en regresar.

hubo un instante de silencio

no

-sentenció

él con desesperación-. ¿Qué diablos

quiero volver a verte. Puedes seguir tu aventura, pero ya no me uses

una mano mientras las lágrimas caían por sus mejillas y se alejó de allí. James la vio

el secreto, así que en la familia sabían que algo había pasado entre

cama de Caleb en aquel departamento en Londres. El muchacho rodó por el suelo

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