CAPÍTULO 74. ¡Esa gente no saben con quién se metieron! Meli sentía que iba a volverse loca. No podía creer que de nuevo estuvieran pasando por una crisis como aquella. 

– ¡Dios, esto es una pesadilla! –sollozó acurrucándose en los brazos de Nathan, que la estrechó con fuerza contra su pecho, como si jamás quisiera dejarla ir –– ¿Cuándo esa gente va a dejar de hacer daño, Nathan? ¿Cuándo? : Él suspiró con impotencia, pero no podía responderle, porque “nunca” no era lo que Meli necesitaba escuchar en aquel momento. 

– Todo va a estar bien, nena, tranquila. Paul se están encargando–susurró en su oído. 

– Me dijo que iba a pedirle a un detective amigo suyo que viniera –murmuró Meli secándose las lágrimas—. Te vamos a sacar de aquí amor, te lo aseguro. Aunque tenga que ir yo misma y ahorcar a Stephanie y al puñetero gobernador! ¡Pero te juro que algo voy a hacer! 1 – No quiero que te metas en esto, Meli. Deja que Paul se ocupe... 

–¿Que no me meta en esto?–exclamó ella indignada apartándose de él –– ¿Cómo puedes decirme eso? Si yo fuera la que estuviera encerrada aquí y tú estuvieras afuera, sabrías lo que se siente. No puedes ni imaginarlo. Y yo no pienso irme a casa a sentarme a ver cómo te destrozan la vida... 

 

–¡Cálmate, nena, hay que hacer las cosas con calma! –¡Con calma un cuerno! –exclamó ella y Nathan acarició su mejilla, orgulloso de la mujer tan fuerte que era. 

– Tú no te mereces esto, Meli – dijo él acariciándole la mejilla –. No quiero que te metas en esto más de lo necesario, recuerda que ahora los niños son la prioridad... 

– No vas a impedirme que haga lo que sea para sacarte de aqui –replicó Meli con vehemencia –. Yo te amo, y no voy a permitir que estos animales te traten así. ¡Esa gente no saben con quién se metieron, Nathan, pero te juro que lo van a averiguar pronto! 

Y lo decía en serio, muy en serio. Seis horas después el Sargento Hollander aterrizaba, sin jurisdicción pero en calidad de asesor, y se reunían con el fiscal, Paul y Harrison en el despacho. 

–Esto es más peligroso de lo que pensamos. Estamos hablando de un caso serio de corrupción –explicó el fiscal —. Si de verdad Bharon está detrás de todo esto, significa que tiene suficientes conexiones como para hacer desaparecer evidencia de un depósito legal de la policía y plantar evidencia en tus instalaciones. 

– La pregunta es ¿cómo? ¿Cómo diablos metió un contenedor de mercancía ilegal en el puerto sin que nadie se diera cuenta? – preguntó Harrison. –No lo hizo –el Sargento Hollander revisaba los expedientes—. Viendo cómo pasaron los hechos, te diría que lo fue llenando poco a poco. Tuviste gente entrando y saliendo del puerto durante días. 

Meli. – ¿Y crees que esos no se pueden comprar? – replicó el detective casi con pena—. ¿Has visto el

la policía. Todos se quedaron pensativos, hasta que Meli habló. –Bueno, por desgracia saber cómo pasaron las cosas no nos ayudará a corregirlas–sentenció – ¿Qué vamos a hacer? –Si Bharon tiene en el bolsillo a los locales, lo único que

llevará a quien sea que esté recibiendo dinero de Bharon. Haré una lista con

para eso – dijo el fiscal

de reuniones número

más joven de diecisiete, la mayor de veinticinco,

total. –Supimos que el señor King está en problemas –––dijo uno de ellos con preocupación. –Así es, estoy a punto de darles todos los detalles, desde los más escabrosos hasta los más simples, para que puedan entender lo

de Nathan King, y además de los contratos, tenían una gratitud especial con él. Así que el plan se fraguó en poco tiempo y cada uno salió a ocuparse de su propia tarea. 1 Los dos días que siguieron fueron pesados. James no entendía todavía, pero explicarle a Sophia lo que estaba pasando fue algo muy difícil para Meli. –¡Por favor, no dejes que mi papá siga en la

Rex a sus juegos – le dijo. Ella y Rex habían hablado, con Marilyn a punto de salir de la cárcel, y todo lo que estaba pasando con Nathan, lo más seguro

eran todos fuera de la ciudad, así que habían acordado que era mejor llevárselos–. Los abuelos irán con ustedes, y también Will y el señor Bishop –y toda la seguridad que habían

abrazó a su cuello,

–accedió–. Nos vamos a ver pronto ¿verdad?

lo que te imaginas – le dijo Meli. Pocas horas después los despedía en el aeropuerto y Rex le prometió cuidar de los niños. Al menos por

misma tarde Harrison volvió a reunir a cada periodista de la ciudad y Meli se preparó para comenzar

–Una de las periodistas llamó su atención apenas comenzó la rueda de prensa – ¿Qué puede decirnos sobre el reciente

un criminal y que jamás haría nada para lastimar a nadie, que estoy segura de que fue todo un montaje y estoy dispuesta a luchar para descubrir quién está detrás de todo esto.

consciente de quién es el responsable de todo este circo, y de que él cree que puede salirse con la suya. Respecto

gran padre y un marido increíble. No hay forma de que él

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