La Novia Equivocada Novela de Day Torres

LA NOVIA EQUIVOCADA CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 14. ¿Quién fue? —Creo que necesitas descansar -dijo Nathan en voz baja mientras le alcanzaba el pijama de Sophia y Amelie lo agarró con un gesto incómodo.

-Sí, ya Sophie está bien. Será mejor que me vaya.

– No. – Nathan la soltó cuando estuvo seguro de que tenía los pies bien firmes en el suelo-. Quédate con Sophi hoy. Todavía no se recupera del todo, y no quisiera que estuvieras lejos si llegara a sentirse mal de nuevo.

Amelie bajó los ojos y asintió. Estaba aturdida por aquel nuevo beso, porque había sido excesivamente suave, y si era honesta no se atrevía a mirarlo o iba a ser ella la que se derritiera.

– Está bien. Solo necesito echarme un poco de agua en la cara y…

Nathan trató de no sonreir cuando vio que tenía las mejillas encendidas. “¡Para una vez que no se pone contestona! ¡Debe ser un milagro!”, pensó.

– Mejor te das un baño en toda regla. Voy a pedir que te traigan pijamas – declaró él y Amelie asintió mientras salía de allí apurada.

El corazón le latía como el de un caballo de carreras y sentía que apenas podía respirar. ¿Qué diablos le pasaba al “ogruto” para volver a besarla así? Ayudó a Sophia a cambiarse y a elegir algunas películas y luego una de las chicas del servicio vino a avisarle que tenía el baño preparado.

Amelie se dio una ducha rápida, soportando el dolor que de nuevo se extendía sobre su costado, y cuando se vistió y se miró al espejo, se dio cuenta de que llevaba pijamas del Grinch. -¡Esto es muy injusto! –se quejó Amelie al regresar al cuarto de Sophia y vio a la niña desternillarse de risa – ¿Por qué tengo que ser yo el Grinch, si soy bien amable? – Hizo todavía más escándalo porque a Sophi parecía divertirla-. ¿ Entonces que le toca llevar al “ogruto” de tu padre? ¡Mínimo a Sam Bigotes!

-¡Ta-rán! – exclamó Nathan tras ella y Meli se giró sobresaltada para verlo enfundado en un pijama del Demonio de Tasmania.

-Algo es algo – suspiró Amelie encogiéndose de hombros y a Nathan no le pasó desapercibida aquella pequeña mueca de dolor. Los dos se metieron en la cama, uno a cada lado de Sophia, y desayunaron algo ligero mientras veían películas. A medida que la mañana pasaba, la niña se iba sintiendo mejor, y ellos dos más cansados. -¿Me pueden abrazar? — pidió Sophia y Amelie asintió acurrucándola. Su piel se

erizó cuando Nathan pasó un brazo sobre ellas dos y acabaron haciéndole un sándwich a Sophi. ?

Dos minutos después Nathan roncaba sonoramente y su hija le pellizcaba un cachete en nombre de Meli. Pero estaban tan cansados que no tardaron en quedarse profundamente dormidos.

La película siguió a bajo volumen y quince minutos después el abuelito James se asomó a la puerta. Sophia estiró uno de sus bracitos y el abuelo la ayudó a salir de aquel nudo de brazos y piernas. Un empujoncito por aquí, un jaloncito por allá, y la niña se puso las manos en la cintura viendo el resultado de su arduo trabajo: Su padre estaba apachurrando a Amelie y la chica casi babeaba en el quinto sueño, abrazándolo también. ? El abuelo King le levantó los pulgares y Sophia apagó la luz, saliendo de allí para dejarlos dormir.

le oía mucho a la gente-. Abuelito, ¿qué es sacrificio? El abuelo King rio y se llevó a Sophie al cuarto de juegos para cuidarla por el resto del día.

aturdida. El dolor parecía haber desaparecido casi por completo, pero

principio no supo dónde estaba, pero entonces la imagen de Nathan durmiendo debajo de ella la devolvió a

bien. Se movió un poco para observarlo mejor y vio que respiraba

con cuidado para no hacer ruido, pero apenas se movió cuando sintió que ese brazo

que vas?-murmuró Nathan sin abrir

noche – respondió Amelie, nerviosa—.

sonriendo y Amelie se ruborizó y apartó la mirada,

la maldición se rompía cuando dormías y te convertías en un príncipe o algo —contestó ella-. Pero no, sigues siendo un “ogruto” hasta dormido… Amelie ahogó un grito cuando el

parece que no es bueno? – preguntó y

Bueno, es… un bicho feo que come

le fue imposible evitar el jadeo ahogado y casi le vino a la mente la imagen

te atrevas a protestar, yo solo estoy cumpliendo tus expectativas – la provocó Nathan, acercándose

de estallar. El cuerpo de Nathan King era grande, parecía un gigante comparado con ella, cada músculo estaba perfectamente construido y tenso y de él emanaba un magnetismo poderoso, como si pudiera doblegarla solo con sonreírle. Amelie tembló sin saber exactamente qué era aquella corriente que la recorría, en ese momento sí deseaba escaparse y nunca

Por favor, déjame irme – casi suplicó y Nathan la miró a los ojos por un largo momento antes de echarse atrás y caer boca arriba

escuchaba escapar de la habitación, pero ni siquiera imaginaba que diez minutos después, cuando él

ganar con ella -rio al darse cuenta de que cuando estaba demasiado cerca de Amelie,

el doctor regresaba y declaraba que Sophie estaba perfectamente bien. Antes de que se fuera, Nathan lo

a parecerle muy extraño, pero si alguien que no es ciega, no logra alcanzar un objeto que tiene delante, digamos así… – Hizo

¿Eso qué puede ser? -¿Sophia hace eso? —se preocupó el doctor. —No, no. Es

-Bueno… no sé si sea un síntoma,

respiró profundamente y

o de coordinación -explicó—. Quizás algún daño en su oído interno, provocado por alguna infección severa, o algún golpe. -¿Un accidente contaría? – preguntó preocupado. -Sí, por supuesto.

asintió. La verdad era que ni siquiera estaba seguro de que

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