CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 3. ¿Por qué quieres un bebé? 

Maddi no sabía si estaba aterrada y confundida… o simplemente a aquel hombre se le había ido la cabeza. Sacó su mano de entre las suyas con un gesto brusco y su primer instinto fue retroceder en la cama. 

–Quiero que venga una enfermera… Aléjate de mí. 

-¡No, Maddi, espera…! —James pensó rápidamente. La verdad creo que no lo dije bien. 

-¡Es que no hay forma de decirlo bien! ¡No puedes pedir un bebé como si fuera un encargo! le espetó ella asustada. 

De hecho sí se puede le aclaró James-. Pero no es el caso. Escúchame, no estoy del todo loco. 

―――――――――――――― 

Sacó su celular y se lo entregó a la muchacha. Maddi miró aquel aparato, que debía costar unos dos mil euros mínimo y se quedó muda, porque era algo que solo había visto en los anuncios de televisión. 

-Googleame –la invitó él-. James Rex King. Anda, hazlo. 2 

Maddie lo dudó por un segundo, luego abrió el teléfono a la mitad y puso el nombre “James Rex King” en el buscador de G****e. En un segundo le aparecieron cientos de fotos del hombre que tenía frente a ella. 

-Eres… millonario -murmuró en voz muy baja, como si todavía no pudiera creerlo. 

-Ajá. 

-Y estás casado… 

-Divorciándome, de hecho -respondió James sacando la copia de la demanda de divorcio que llevaba en el bolsillo y poniéndola frente a ella. 

Maddi la miró con incredulidad. 

-¿Y qué hace un millonario como tú en el edificio donde vivo… vivía… eso? —lo increpó ella. 

Creí que era 

contestó él con sinceridad-. 

-Intentando escapar del escándalo del divorcio un lugar en el que a nadie se le ocurriría buscarme. 

Maddi suspiró con cansancio. 

sí, eso es seguro. Nadie podría imaginar a un millonario en un suburbio de mala muerte como ese -susurró y luego le devolvió todo-.

el resultado de la prueba de esterilidad y

avalen tus palabras? -preguntó frunciendo el ceño

no puedo tener hijos. Quiero, pero

pero la verdad era que no sabía cómo sentirse con

respecto a eso. 

-balbuceó angustiada-. No puedo solo… darte

vio temblar y agarró de nuevo sus

dijo. Ninguna decisión te va a parecer correcta. Pero todavía tienes tiempo. Todavía faltan algunas semanas para que esto se convierta en algo definitivo, así que déjame ayudarte mientras

sintió que el corazón le

-¿Ayudarme cómo? 

– 

y pensar lo que quieres hacer respondió

me

se encogió de

a que aceptes mi ayuda, pero supongo que si no quieres saber nada mí… al menos pagaré el hospital y

regazo mientras las lágrimas corrían silenciosas desde sus ojos. La verdad era que no tenía muchas opciones, pero también tenía miedo. No era normal que un desconocido millonario le ofreciera ayuda, así que tenía mucha buena suerte… jo

más de esto, pero

preocupes, con que te dejes

ella en una silla durante toda la madrugada la hacía

y ensortijado, los ojos claros y los pliegues del saco sobre sus brazos anunciaban que había músculos fuertes y definidos ahí debajo. Pero al final parecía que nadie en la vida era feliz, porque a pesar de todo lo que tenía, no

 

él ya no estaba allí. Por un segundo creyó que lo había soñado todo, pero luego lo

poniendo dos tazas de

-murmuró Maddi-. Gracias.

para mí! Hola.

Maddi intentó sonreírle. 

-Hola… 

alta, podemos irnos cuando quieras. -Ella asintió y

nut 

que te comprara algo de ropa, si te queda

todavía. Abrió el bolso y encontró todo lo

que llegaba al suelo y se puso sus viejas sandalias, que no pegaban en nada pero eran las que tenía. Salió de allí con el bolso en la mano y

secuestrada en la mansión de un loco -murmuró

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