ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 46. Te dispararé

Nahia no se sorprendió de que aquel lugar pareciera más un bunker de guerra que un hogar. La casa era enorme, pero la decoración era minimalista, sin un solo toque de color, y ella sabía que eso no era solo porque Aaron fuera un hombre práctico, sino porque no se sentía a gusto allí.

-¿Cuánto tiempo has estado quedándote aquí? -preguntó mientras entraban a la habitación principal y él se encogió de hombros.

-Algunas semanas… desde que acepté visitar a Kyle -murmuró Aaron-. ¡Pero no te he molestado! -¡Pero me vigilas! -exclamó ella molesta.

-¡No puedes culparme por sentir curiosidad! -replicó Aaron–¡Tú… eres alguien importante para mí! ¡Ya es difícil no estar contigo, pero estar a una calle de distancia y tampoco verte…!–respiró pesadamente – Dime que tú no lo harías, que no te daría curiosidad.

Nahia apretó los dientes y se acercó al rifle que estaba cerca de la ventana.

-Oye ¿qué haces? -la increpó Aaron mientras ella le sacaba la mirilla telescópica al arma.

-Ver si me da curiosidad a mí también rezongó ella echándola en su bolso pero luego lo dejó sobre la cama y se acercó a él- ¿Te duele mucho?

Aaron negó, pero por la forma en que se sostenía el brazo, ella no se tragó esa negativa.

-Déjame ver.

-No hace falta…

-¡Déjame ver, Aaron o te juro que estoy llamando a una ambulancia ahora mismo! -le gruñó ella y Aaron le mostró el brazo.

Estaba abollado por muchas partes y los dedos se movían solos, como si se hubieran desconectado de las órdenes.

-¿Puedes cambiarlo? -le preguntó ella.

-La pieza externa sí, tengo varias de repuesto -murmuró él -. La pieza interna no, solo espero que no se haya dañado.

Nahia suspiró, ella esperaba lo mismo.

-¿Podemos cambiarlo nosotros o hay que llamar a tu hermano? -lo interrogó.

closet hay una maleta negra metálica.

lo mucho que pesaba. La abrió sobre la cama y vio un brazo exactamente igual que el que llevaba Aaron, pero nuevo y brillante, de color

-¿Y ahora qué?

su codo y presionó un poco hasta que un

bien? -dijo

él y Nahia lo miró interrogante. Siete, dos, seis, cero.

siguiente segundo la capa exterior del brazo se desprendió como un caparazón.

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interna parecía realmente

te duele? -preguntó con

el cuerpo se acostumbra -murmuró él.

preocupación-. Creo que te desgarraste

daño en esa placa interna -suspiró él mientras Nahia lo limpiaba

si

coloques el nuevo -sentenció Aaron mirando

lo tomó y miró aquellas pequeñas

si se dañó la placa base… ¿tendrían que operarte de nuevo? ¿Cortar más arriba en tu antebrazo? -murmuró con

todo lo que importa -replicó.

mecánico con cuidado. La pieza encajó perfectamente en la parte superior del antebrazo de Aaron. El ángulo era

sonido de clic se hizo escuchar Nahia sintió que el corazón le

funcione -dijo a Aaron en voz baja,

pidió y ella abrió la mano en el aire mientras él ponía cuidadosamente cada dedo suyo sobre cada dedo de Nahia-. Funciona. Si funciona

manera, pero sabía que para Aaron era imposible ver el peligro y

pecho. Odiaba verlo lastimado, quería quedarse con él, pero sabia que no debía hacerlo. Así que hizo lo que siempre hacía cuando el corazón se le agitaba de aquella forma, le dedicaba cada segundo de

de sacar el mecanismo. Más de diez veces agarró aquel rifle para hacer lo único que le daba calma a él: ver a Nahia, pero la mirilla no estaba allí. Tenía otras en las cajas de los demás rifles, pero no quería forzar el brazo cargando cajas de treinta kilogramos.

pero el dolor era punzante y severo y solo crecía, hasta que terminó dando vueltas por su habitación

a Nahia esa noche, pero cuando dirigió aquella mirilla hacia la propiedad del frente, lo que vio le puso el corazón en la boca. Corrió escaleras

nena.

que te quedes con Julie!

-¿Pasó algo, señora?

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