La Novia Equivocada Novela de Day Torres

LA NOVIA EQUIVOCADA CAPÍTULO 57

CAPITULO 57. ¿Lo eres? ¿Eres su mujer? Meli sonrió emocionada y se bajó de encima de Nathan mientras iba a colgarse del cuello de Paul, que la abrazo con fuerza.

-¡Todavía no me lo creo! -exclamó el hombre emocionado — ¡De verdad estás viva, muchacha!

Meli miró a Nathan y pudo ver el mismo alivio triste en los ojos de los dos.

-Yo avisé que estaba bien, Paul, te juro que yo avisé – le dijo y el abogado frunció el ceño mirando a Nathan.

-Una mujer les contestó cuando llamaron, les dijo que mi familia y yo estábamos de vacaciones en Europa – le explicó él, y ni por un momento se le ocurrió poner en duda aquello.

-¡Pero nadie en la casa se atrevería a decir algo así! ¿Quién podría…? ¡Marilyn! -gruñó Paul furioso mientras negaba-. ¡Maldita bruja! ¿Es que no se cansa de hacer daño?

Meli los observó con una mirada interrogante. Al asumir que Nathan había seguido con su vida, también había asumido que estaba de vuelta con su esposa, pero escuchar a Paul decir aquello era extraño. Por suerte no tuvo que preguntar, porque el abogado se fue de lengua en un segundo.

– Nathan y ella se están divorciando desde ese día. Las cosas están muy tensas.

A Meli se le encogió el corazón.

-Sophi -murmuró.

Meli no podía describir todas las mariposas que revivían en su estómago mientras escuchaba que Nathan estaba divorciándose, pero sabía que Sophia debía estar pasándolo mal.

— Está siendo difícil para ella, pero no precisamente por la separación. Creo que tener a su madre cerca no le ha hecho ningún bien -murmuró Nathan -. Por desgracia es algo que no puedo arreglar al cien por ciento. Pero ya hablaremos de eso más tarde. – Nathan pasó lo brazos alrededor de ella y besó su cabeza-. Ahora, por favor, déjame ver a James.

Meli lo miró sorprendida.

– ¿Cómo sabes que se llama James?

-Ya lo conocí, hace un rato, la niñera de medio tiempo lo perseguía por un corredor cuando intentaba caminar solito -respondió Nathan con el corazón enternecido– ¿Puedo verlo?

le hubiera hablado sobre su hijo, pero no él, porque Nathan ya había probado durante más

—Claro que sí, vamos…

segundo nivel — la interrumpió Paul y luego miró a Nathan-. Estás pasando por un divorcio contencioso, es

número del palco y diez minutos después el

alegría al sostener a su hijo, por primera vez sabiendo que era suyo. Sus

—dijo dándole un beso en cada mejilla mientras el bebé reía-.¡Qué hermoso

y

ver a ver, que yo también tengo derecho a ver al nieto -y de ahí en adelante nadie se lo pudo quitar a

demasiado rápido mientras Nathan disfrutaba de aquella alegría inmensa de estar con su hijo; pero

irme -murmuró—. Tengo que estar en el final del juego con Rex. A Nathan le volvió a la cabeza lo que

dándole un beso en

pudo decir nada mientras la veía salir y volver a su puesto en las gradas. El partido terminó a favor de los Patriots, que ganaban su primer juego en esa temporada. Vio a Rex abrazar a Meli, cargar a su hijo y celebrar con ellos esa victoria como si fueran su mujer

estaba tenso, cuatro horas después estaba simplemente desesperado, así que dejó de pensar y simplemente escribió un mensaje al número que Meli

“¿Podemos vernos?”

respuesta fue una dirección, y en cuestión de minutos Nathan estaba listo para salir. Estacionó el auto de renta frente a una pequeña villa en un hermoso barrio residencial de la ciudad, y todos sus temores se vieron justificados cuando leyó aquel nombre en el buzón

pijama de animalitos y una enorme sonrisa. Cualquier otra lo habría recibido en lencería fina, solo ella era capaz de conquistarlo con un pijama

le

Hola –respondió Meli con los ojos brillantes y una enorme

¿dónde está Rex? Vives con él

fotos de ellos tres, aunque la mayoría eran de Meli con

Meli sin aclarar nada más — ¿Quieres ver

de James. El bebé ya estaba bañadito y cenado, así que le faltaba poco para dormirse. En la siguiente hora Nathan se dedicó a corretearlo

Tropiezo! ¡Igualito a ti! -se rio

acunó para dormirlo y se burló de Nathan cuando pasó por su lado. –¿Cómo está esa cadera, señor Viejito? – Oye! ¡Más respeto! En pocos minutos ya James estaba dormido y

a los dos. ¡Y el abuelo también! i Demonios, todos nosotros hemos

pared

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