Capítulo15

El sol se ponía en el horizonte, los rayos dorados penetraban las nubes con un brillo deslumbrante.

Alejandro, exhausto, se sentó en el asiento trasero del lujoso auto que se dirigía a Villa Mar.

-Señor Hernández, ya he manejado esas cuentas que difamaron a la Señora, ya les he suspendido las cuentas y les he enviado cartas de abogados. Eso debería ser suficiente para detenerlos. Pero en cuanto a la información de la boda, no podemos eliminarla, eso es un problema muy difícil dijo César con una expresión preocupada.

Alejandro miró por la ventana con una mirada sombría. En el camino, tuvo muchas ganas de contactar a Irene, pero recordó que su última conversación terminó mal y esta vez tendría que hablar con ella a través de Diego, lo que lo hacía sentir un poco avergonzado. E incluso si la llamara, ¿qué podría decir? ¿Disculparse por lo que pasó hoy? No podía decirlo, pero sentía como si una piedra gigante estuviera presionando su corazón, dificultándole la respiración.

Cuando el Rolls–Royce estaba cerca de Villa Mar, Alejandro frunció el ceño de

dijo.

El conductor frenó y se detuvo en el costado de la carretera.

epente. -Détente-

erta del auto y se bajó. Cruzó la calle

Antes de que César pudiera preguntar, Alejandro abrió la directamente hacia una tienda de ropa de alta gama. En la vitrina transparente había trajes exquisitos y en la parte superior de la tienda estaba el letrero de Endites.

De repente, Alejandro recordó que el paquete de regalo del traje que Irene le envió tenía el nombre de Endites. Entró en la tienda. Las campanillas sonaron y un empleado salió.

-Señor, ¿viene a recoger o a encargar un traje? 1

Alejandro vaciló antes de preguntar:

-Hace aproximadamente un mes, ¿una mujer joven de unos veinte años hizo un traje de hombre

aquí?

-¡Sí, sí! ¡Recuerdo a esa chica! Era muy hábil con las manos y su talento en el diseño era impresionante. He estado en este negocio durante cuarenta años y realmente no puedo compararme con ella -dijo el anciano sastre recordando a Irene con los ojos brillantes.

-¿Venía ella aquí todos los días para hacer trajes? -preguntó Alejandro con la voz ronca y baja.

-Sí, venía todos los días por la mañana y trabajaba hasta que cerrábamos al atardecer. Varias veces la vi tan cansada que se quedaba dormida en la mesa. En ocasiones no tenía tiempo de beber

agua durante todo el día. Me daba tanta pena.

El anciano sastre recordó:

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-Le pregunte si era para su padre o su novio, y ella se sonrojo y dijo que era para su amado. No pensé que se hubiera casado tan joven, no sé qué hombre tiene tanta suerte.

Amado. Esas dos palabras eran como espinas en el tallo de una rosa y punzaban su corazón

tembloroso.

su amado, hablaba mucho y

trabajar tan duro para hacerle un traje? Todo por

¿quién es usted?

y dijo

-Soy ese amado.

sastre quedó atónito y lo miró

talentosa y usted es guapo y exitoso! -dijo el

sastre.

ropa, la luz del sol de la tarde le daba en la

sueño que Irene le había

el mundo tan racional como para ser

su corazón cuando

a otro hombre cuando se iba? Alejandro se sintió vacio

algo así antes.

tienda de trajes? Por lo general usa otras marcas,

sus preferencias? —dijo César,

Alejandro con

repente, su teléfono vibró. Alejandro suspiró aliviado al ver que

-¿Qué pasa? -preguntó.

celebrar–dijo Rodrigo con entusiasmo y un

burlón.

-¿Celebrar qué?

celebrar tu matrimonio o

al diablo -respondió

que me acompañes. ¿Hace cuánto que no nos vemos? ¿Ya no

vaciló por un

215

Nos vemos esta noche

Clara cocino una deliciosa cena

deberias fumar menos

Clara

cocinando dijo Clara antes de

hermano y habia hablado

para Flora Hernández durante los ultimos tres años todos los dias?

no importa, nunca volveré a hacerlo de

repente se puso serio, se acercó a ella y In

De ahora en

Las nue

punto de la

y famosas. Después de todo, ¿ quién no queria asistir

sonido de un motor resonó y la aparición de un Bugatti de edición limitada hizo que todas las mujeres sintieran envidia y todos los hombres lloraran Javier salió del asiento

copiloto primero.

como fiscal

Clara, apoyando las manos en las blancas palmas del hombre, bajó del coche con sus piernas largas y sexys enfundadas en una ajustada y

grandes. ondas, y

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