Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Capítulo52

Las pupilas de Clara temblaron y sintió como si se ahogara.

Su mirada se encontró con la de Alejandro, y esta se adentró en lo más profundo de sus ojos, tan

hermosos como cristales en llamas,

El hombre duro y fuerte se vio alterado, a punto de rendirse ante el calor.

Luego, Clara rio. Se mostró distante, como si nunca se hubieran conocido.

-Resulta que el señor Hernández ha llegado aquí tan furioso para vengarse de su esposita.

Después de soportar su ira durante tanto tiempo, parece que estás a punto de explotar si no te

desahogas conmigo.

Alejandro, buen trabajo.

No te ruego que me recuerdes después de tres años, pero ¿cómo te atreves a insultarme una y otra

vez con esas palabras?

Y, además, ya no tienes nada que ver conmigo.

O mejor dicho, nunca me permitiste tener una relación contigo. Siempre estuve al margen de tu

vida, esperando que me incluyeras. Pero en lugar de eso, me rechazaste con crueldad.

¿Por eso debo ser humilde ante ti? ¡Es completamente irrazonable!

-¡Qué pena! Por mucho dinero y poder que tengas, no te queda ninguna solución para salvar a los

Sánchez.

daño al interés

Estos crímenes ya

se volvió aguda al instante, pero su risa

quieres someterte y no puedes encontrar una salida a

asuntos entre hombres

desahogar tus emociones.

de alterarme. Lucharé por lo que quiero y

no necesito.

piense de mi, ni siquiera tú, Alejandro. Me gusta ver

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lo impedirá.

tensó los fuertes músculos de sus brazos y los moretones en el dorso

y frías se hicieron

y mordaz se ha vuelto Irene ahora que

la apoya!

no tenía razón, pero no pudo encontrar

a los Sánchez aprovechándote de los

solo que me altera cada vez que

-¡Sinvergüenza!

intensificó y pronunció la palabra con suma

agradecerte por no

hizo un esfuerzo por reír de manera más

aunque sea una desvergonzada, ¿qué tengo que

lo que quiera. ¿De dónde

hay necesidad de seguir hablando. Se dio

Alejandro agarró su brazo izquierdo, apenas recuperado, con una

no pudo forcejear debido

quién soy yo para ti, Irene. -la voz

curiosidad por

juego de cartas, su deseo de ganar lo impulsaba a