Capítulo82

– Yo… Los ojos de Noa estaban llenos de lágrimas. Ella se atragantó en silencio, incapaz de

hablar.

– Siempre te gusta estar contra nosotros. A pesar de que no estamos de acuerdo con Irene, insistes en apoyarla para destacarte y parecer diferente, como si supieras todo.

El rostro delicado de Leona se veía feroz y malvado,

¡Deja de hablar eso! Eres como una tonta, es

imposible que le gustes al Señor Rodríquez, ¡así que deja de ser sentimental!

– ¡Señora! ¿Qué estás haciendo?– Alba entró y abrazó a Noa, que estaba llorando.

Los otros sirvientes de la familia Hernández había estado familiarizados con este tipo de cosas

durante mucho tiempo y nadie se atrevió a detener a Leona.

Pero Alba era la anciana y más experimentada sirviente de Alejandro, siempre mostraba una gran generosidad y nobleza de carécter. Por lo tanto, sólo ella se atrevía a hablar por Noa.

— ¡Alba, fuera! ¡No es asunto tuyo aquí! – Leona también estaba enfadada por Alba.

– ¡Creo que eres tú quien debe salir!

Alba consolaba a la temblorosa Noa, mientras lanzaba una mirada de advertencia a Leona, Salga

por esta puerta de adecuada, y yo, una anciana, fingi no ver nada.

De lo contrario, cuando el Señor regrese, le contaré todo sobre cómo intimidaste a Noa.

Leona tembló violentamente y apretó los dientes de mala gana.

Si Alejandro descubrió cómo era ella en casa, sin duda lo contará a Rodrigo. Los dos eran tan

cercanos, si Alejandro se interpusiera en el camino, ¿no sería aún más difícil para ella estar con

Rodrigo?

aspecto,

desconcertada, antes de irse, arrebató al osito de los brazos de Noa

ventana con

¡Ah, mi osito!

¡Realmente es

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ajustó el cabello ondulado y salió de la habitación

hubiera pasado.

ponerse zapatos, Noa corrió descalza hasta el exterior de

regresó a la Villa Marejada, y se quedó sorprendido

estado de pánico.

dio un paso adelante para

con preocupación.

su aversión por Ema y Leona, Alejandro todavía sentía

hermana.

atrevió a ponerse de pie para testificar

aún más a esta

se puso tan angustiada que

a fluir

te preocupes.

Noa al

un macizo de flores embarrado, vieron al solitario

cuyo elegantes zapatos de diseñador siempre

este momento. Entró en el macizo de flores con piernas largas

a Noa a recoger el

osito ya estaba demasiado sucio, pero a Noa no le disgustaba el osito. Lo abrazó con fuerza

tesoro, sollozando y llorando, y

una persona sentimental. Pero

un poco de tristeza en

sucio. Mañana compraré otro

quiero esto. Esto me lo regala

sintió que su pecho temblaba, no esperaba que ella tuviera

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con ella en el pasado. Recordó cómo ella vivía

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