Capítulo119

Dos tarjetas negras de membresía de alto nivel, dos hombres influyentes en la Ciudad de México, ¡ peleando por un collar! El camarero, mirando las tarjetas negras frente a él, estaba tan asustado que no podía hablar coherentemente. -Señores, solo hay un collar…

-Lo sé–respondió Alejandro con una mirada fría que abandonó el hermoso rostro de Clara. –

Precisamente porque solo hay uno, es por eso que lo compré.

Beatriz estaba muy feliz, esperando a que el hombre le entregara el collar.

Clara, al ver la determinación de Alejandro, apretó los labios ligeramente y sintió una punzada de tristeza en su corazón. Así es, si es algo que Beatriz quiere, él hará lo que sea para ayudarla a

obtenerlo, sin importar las consecuencias. Pero lo que a ella le gusta, su estado de ánimo, a este

hombre no le importa en absoluto.

-No te preocupes por él, cobra en mi tarjeta y envuélvelo–dijo Rodrigo, arqueando las cejas y

golpeando los nudillos en el mostrador de vidrio. -Yo fui el primero.

-Rodrigo–dijo Alejandro con ceño fruncido.

Rodrigo miró fijamente el rostro sombrío de Alejandro y su voz se volvió más grave. -Alejandro,

sabes cómo soy, no son muchas las mujeres que me hacen tomar en serio y querer regalarles algo.

¿No puedes hacer un sacrificio por nuestra amistad de casi veinte años?

Los ojos de Clara se abrieron de par en par, incrédula, mientras miraba seriamente a Rodrigo.

¡Beatriz estaba aún más atónita, con la boca abierta! ¡Esa Irene despreciable! ¡Apenas habían

unos días desde que se separó de Alejandro

su país! ¿Cómo una mujer abandonada y divorciada como ella tenía el

amada por ellos?

respiración con fuerza. En su memoria, era la primera vez

por una mujer, arriesgando una amistad de casi

exesposa de Rodrigo. (3)

abriendo los labios

el collar que

encantadora sonrisa,

más importante

¿Cómo se atreve a pedirle

momento, Rodrigo tomó el collar y lo puso cuidadosamente

se puso pálido y sus puños

hermoso -susurró el camarero,

este collar es muy hermoso -sonrió

que usted es hermosa. Otras personas han probado este collar

con tanta elegancia como usted. No

robe el protagonismo.

elogió con admiración.

furiosa, apretó los dientes y miró fijamente a Alejandro, pero él no

no tenía intención de arrebatarle

tengo que volver

bien, nos vamos–respondió

el principio

como una pareja.

a regalar ese collar? ¿Cómo puede terminar en manos

rabia,

frunció el ceño profundamente y la

mientras se detenía, mirándola con

Alejandro? ¿Acaso quieres

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